Todos procrastrinamos en mayor o menor medida: postergamos algo que debemos hacer por pereza. Sin embargo, parece que somos más resolutivos si no nos ponen un plazo de entrega o si ese plazo, de ponerse, es muy corto. Ambas modalidades sirven.
Es lo que concluye un nuevo estudio llevado a cabo por la Universidad de Otago.
Responder a una encuesta online
En el estudio se invitó a los participantes a completar una encuesta online en la que una donación se destinaba a obras de caridad. Se les dio una semana, un mes o ningún plazo para responder.
El estudio encontró que las respuestas a la encuesta fueron más bajas para el plazo de un mes y más altas cuando no se especificó ningún plazo. La ausencia de una fecha límite y la fecha límite de una semana dieron lugar a muchas respuestas tempranas, mientras que una fecha límite larga pareció dar permiso a las personas para posponer las cosas y luego olvidarlas.
Según los autores, es posible que no especificar una fecha límite podría haber llevado a los participantes a asumir que hay una fecha límite implícita.
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