Básicamente, hay cuatro cosas que hacen que las personas se agrupen para defender una idea hasta sus últimas consecuencias, aunque claramente estén siendo irracionales, estúpidas o fanáticas.
1. Una inversión cada vez mayor (o el hándicap). 2. La imitación (o el posicionamiento en el grupo en relación con los demás). 3. La falta de crítica (o sesgo endogrupal). 4. La exhibición moral (o la reputación). Ninguna de esos factores está relacionado, ni remotamente, con la verdad o la objetividad.
Vayamos a explicar dos de los factores más importantes.
Inversión o hándicap
Esta dinámica queda muy clara en las religiones. Ante a la amenaza de erosión de los pilares religiosos frente a la sociedad laica, las religiones no suelen debilitar sus rituales e ideas, sino que incrementan su pureza y la dificultad de acceso al credo.
Eso expulsará a muchos creyentes, pero también favorecerá que los fieles que se mantienen en la congregación lo hagan con mayor fervor. Más refractarios a los cambios del exterior. Todos estos gravámenes en forma de rituales, ropas, normas internas, dimes y diretes, refuerzan lo que en psicología se denomina sesgo endogrupal. Es decir, la creencia de que pertenecemos a un grupo que nos protege y define.
Incluso, a nivel formal, una cultura es una secta cruzada por sesgos endogrupales. Como los partidos políticos. Todas requieren inversión, exhibición y falta de autocrítica.
Exhibición moral
Todos hemos practicado, en mayor o menor medida, el "postureo moral", sintetizando el artículo Postureo moral: está por todas partes, no tiene nada bueno, de Justin Tosi y Brandon Warmke, y traducido por Proyecto Karnayna:
En un intento de impresionar a sus compañeros, los posturetas inventan cargos morales, se agrupan en casos de avergonzamiento público, anuncian que cualquiera que no esté de acuerdo con ellos está obviamente equivocado, o exageran las manifestaciones emocionales. Hay una forma particularmente preocupante de postureo, a la que llamamos aumento intensificado. Se produce cuando los comentaristas hacen afirmaciones cada vez más fuertes con el fin de superarse unos a otros. Cada uno quiere mostrar mayor perspicacia moral.
Es por ello que el postureo moral puede ser tan dañino. El aumento contribuye a la polarización grupal, donde los individuos llegan a tener opiniones más extremas después de deliberar con otros, en lugar de avanzar hacia un consenso moderado. El resultado de una carrera armamentística moral es que la gente tenderá a adoptar puntos de vista extremos e inverosímiles, y se negará a escuchar al otro lado. Podéis abundar en todo ello en el siguiente vídeo: