Diversos sesgos cognitivos propician un compartamiento extraño desde un punto de vista objetivo. El optimismo ilusorio, la autojustificación o el sesgo endogrupal son algunos de ellos. Sobre todo el sesgo endrogrupal, es decir, que sobrestimamos las capacidades de nuestro grupo, país, equipo, etc. El efecto BIRG (Basking In Reflected Glory, es decir, Complacencia en la gloria reflejada) es la responsable de que nos guste decir a los demás con orgullo que nosotros fuimos al mismo colegio que determinada celebridad, y que la gente diga “nosotros ganamos” cuando en realidad ganó un equipo de jugadores que chutan el balón a cambio sumas astronómicas de dinero.
Estos sesgos también propician que acabemos enemistados con grupos contrarios, ya sean países, bloques de vecinos, culturas, etnias, ideologías políticas o religiones. Por supuesto, en los eventos deportivos, donde todo se analiza exhaustivamente desde el espectáculo, la farándula y la búsqueda de share, estos sesgos se alimentan hasta límites insospechados. Ahora, un investigador de la Universidad Carlos III de Madrid ha analizado desde una perspectiva histórica la rivalidad entre el Real Madrid y el FC Barcelona. El estudio explica el origen de sus desavenencias, la trascendencia de sus enfrentamientos y su influencia política y social, como podéis ver en el vídeo que encabeza la entrada.
Vía | Sinc