En las fábricas de motocicletas de Chongqing, en China, se produce más del 40% de las motocicletas que se fabrican en todo el país. Una cifra excepcional si tenemos en cuenta que más de la mitad de motocicletas del mundo se fabrican en China.
Pero ¿cómo es posible que en una única ciudad se produzcan tantas motocicletas? ¿Qué tiene de especial? Según la científica experta en organización Silvia Pulina, el secreto parece residir en la comunicación y la forma de cooperación que existe en Chongqing desde 1990.
Todo es cuestión de piezas
Fue en 1990 cuando un emprendedor llamado Zuo Zongshen descubrió que las piezas de recambio de motos que vendía la industria de las motos propiedad del gobierno chino eran tan baratas que resulta más económico comprar las piezas por separado y montar la moto uno mismo.
Así creó una red de trescientas pequeñas tiendas que le vendían lo que necesitaba, a pesar de que el gobierno chino quiso prohibir su práctica, tal y como explica Yochai Benkler en su libro El Pingüino y el Leviatán:
Por su parte, estos proveedores iniciaron una especie de competencia cooperativa. Se reunían cara a ara en salones de té (y más adelante en internet) para discutir sobre mejoras y reducciones de gastos, y construyeron un negocio informan y totalmente funcional (aunque ilegal) que les permitía llevar a cabo pequeñas innovaciones y fabricar motores mejores y más baratos que la industria oficial.
Pero aparte de las piezas, la comunicación fue el elemento decisivo para que la fabricación de motocicletas se tornara eficiente y barata. Un tipo de interacción que solo puede funcionar en un entorno de confianza, que permita a los participantes compartir sus perspectivas para producir las motocicletas más rentables y de menor coste, y compartir los beneficios que nacen de la combatividad:
El elemento decisivo de la comunicación cooperativa es aquel que implica conversaciones de la siguiente naturaleza: “Puedo reducir mis gastos x por ciento si mueves esa pieza dos centímetros a la izquierda”, cuya respuesta sería “La puedo mover dos centímetros a la izquierda si hago esto y esto otro, y así este tubo será n veces más flexible”, etcétera.
Cuando el gobierno chino levantó algunas de sus restricciones a la libre empresa, Zongshen empezó a comerciar su propia marca, y el negocio prosperó de forma exponencial.
Sus motores eran a la vez económicos y de alta calidad, gracias a la colaboración de los proveedores de su red.
Lo que se puso de manifiesto es que, en esencia, la comunicación puede facilitar la cooperación en situaciones incluso de competitividad expresa. Una lección que podría extrapolarse a muchos otros sectores, no solo empresariales, sino también, por ejemplo, en la resolución de disputas legales (concretamente en la mediación), sobre todo en Estados Unidos, donde el sistema tiende a resolver los conflictos por decreto.
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