En los bares, la gente bebe más de lo habitual. La razón aparente es que en el bar hay más bebidas disponibles, pero hay otra que también parece tener influencia y resulta mucho menos obvia: el ruido del ambiente. Es decir, que en un bar silencioso los parroquianos empinarían menos el codo.
Es al menos lo que sugiere un estudio, publicado en la revista Food Quality and Preference, llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Portsmouth (Reino Unido).
Música, sabor y contaminación etílica
En la investigación, no solo se comprobó que la gente bebía mayor cantidad de alcohol si había ruido en el ambiente, sino que la música ambiental era capaz de cambiar el sabor del alcohol (en este caso, la cerveza).
La percepción de dulzura o mejor sabor en la cerveza era significativamente más alta cuando los participantes escuchaban música en comparación a cuando la consumían en silencio o cuando escuchaban las noticias, y también se percibía menos el alcohol en la bebida. Según Lorenzo Stafford, investigador de Portsmouth:
Una explicación posible es que las personas tenemos poca habilidad para estimar el contenido de alcohol de la cerveza por medio del gusto. Puede haber un potencial uso hacia el consumo excesivo cuando las bebidas son demasiado dulces o la música es lo suficientemente rápida y alta, porque el cerebro humano está conectado para buscar placer.
Imagen | Steve Parker
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