Aún recuerdo aquellos discursos agoreros sobre que Internet iba a convertirnos en criaturas alienadas, cada vez más solitarias, casi autistas. Sin embargo, ha ocurrido justo lo contrario de los que se pronosticó: las redes sociales no solo nos mantienen más comunicados de forma virtual, sino también en el mundo real.
El economista inglés del siglo XIX William Stanley Jevons ya advirtió en su tiempo que los motores de vapor más eficientes en el consumo de combustible no llevaban a la gente a consumir menos carbón, tal y como explica Edward Glaeser en su libro El triunfo de las ciudades:
Los mejores motores abarataron el consumo de energía y ayudaron a llevar al mundo hasta el umbral de una era industrial propulsada por el carbón.
Es lo mismo que sucede con las galletas bajas el calorías u otros productos Light: generalmente no ayudan a mantener la línea porque, precisamente su propia naturaleza light, los consumimos más que si fueran normales.
Es lo que se denomina paradoja de Jevons. En el mundo de las tecnologías de la información, esta paradoja deriva en que, a medida que disponemos de medios más eficientes para transmitir información, como el correo electrónico o Twitter, no pasamos menos tiempo transmitiendo información, sino que pasamos más tiempo.
También sucede en el mundo de la construcción de carreteras. Los expertos en tráfico observaron que construir más carreteras no combatía eficazmente los atascos de tráfico, más bien los alimentaba, tal y como os expliqué con más detalle en ¿Por qué construir más carreteras no mejora el tráfico?
En la actualidad, la tecnología informática está transformando el mundo y haciendo de él un lugar más intensivo en ideas, mejor comunicado y a la larga más urbano. En lugar de haberlo disminuido, las mejoras en tecnologías de la información parecen haber aumentado el valor de la interacción cara a cara, lo que podría calificarse como el corolario de la complementariedad de Jevons.
Irónicamente, la mejora de las comunicaciones no va a hacer que la gente pueda vivir en entornos rurales o más tranquilos, lejos de las oficinas o de los demás, sino justo al contrario. Cada vez más gente se mudará en la ciudad (o directamente se construirán ciudades a velocidad de vértigo) precisamente debido a que hay más formas de comunicarnos electrónicamente. En el fondo, es lo que ya ha estado ocurriendo invento tras invento: cuando apareció el teléfono, muchos ya pronosticaron que ya no tenía sentido aglutinarse en ciudades, pero sucedió lo contrario. Más recientemente, se pensó lo mismo del fax, Luego del correo electrónico. Y luego de las videoconferencias.
Ver 3 comentarios