Algunos experimentos, así como la creencia popular generalizada, asocia el color rojo a la fiereza, la agresividad y la impulsivibidad. En consecuencia, quienes conducen un coche de color rojo deben necesariamente hacerlo de una forma más irresponsable o brusca.
Sin embargo, no parece ser así según un nuevo estudio llevado a cabo por un equipo de científicos del Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento de la Universidad de Granada (España). El estudio ha sido publicado en la revista Perception.
En el estudio participaron 100 individuos que se expusieron a diversas situaciones de peligro en carretera conduciendo coches de diferentes colores. El color del vehículo, ya fuera rojo, verde, amarillo, negro, gris o blanco, no pareció ser un factor importante en la reacción del conductor. Tal y como explica Leandro Luigi Di Stasi, líder del estudio:
Dada la creencia general que vincula accidentes en carretera y el color rojo de los coches, el estudio del comportamiento del conductor ante coches rojos, así como su percepción de riesgo ante este tipo de coches, puede servir para mejorar la seguridad vial (...) La vieja creencia de que las compañías de seguros cobran más por asegurar un coche rojo, por considerar a sus conductores más agresivos al volante, no tiene ningún rigor científico, si bien esta práctica ha sido desmentida en muchas ocasiones por las propias aseguradoras.
Lo que no parece valorar el estudio es que una cosa es conducir un coche determinado color por imposición del experimento, y otra decidir motu proprio adquirir un coche de determinado color.
Vía | 20 minutos
Imagen | MIKI Yoshihito (´・ω・)
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