Valoramos la amabilidad sobre cualquier otro valor. Cuando los psicólogos agruparon los valores en diez categorías y le preguntaron a las personas qué era más importante, la amabilidad se destacó, venciendo al hedonismo, una vida emocionante, la creatividad, la ambición, la tradición, la seguridad, la obediencia, o incluso la justicia social, según explica la psicóloga de la Universidad de Londres, Anat Bardi, que estudia los sistemas de valores.
Los resultados fueron los mismos en las docenas de países que estudió: la amabilidad siempre fue la número 1.
Provoca bienestar personal
La amabilidad y la cooperación funcionan para muchas especies, ya sean bacterias, flores o nuestros compañeros bonobos de primates. Y si consideramos que los demás suelen ser crueles o groseros es sencillamente porque eso son cosas muy llamativas: la norma es la amabilidad.
Además, ser cooperadores y altruistas con los demás produce satisfacción con uno mismo. Es el ingrediente secreto gracias al cual donamos sangre cuando hay desastres, o explica por qué la mayoría de las naciones industrializadas gastan al menos el 20% de su dinero en programas sociales, como vivienda y educación.
En general, nuestros cuerpos no solo están programados para ser agradables, sino que nos recompensan por ser amables. 'La amabilidad te hace más feliz y ser más feliz te impulsa a hacer actos amables', señala el economista laboral Richard Layard, quien estudia la felicidad en la London School of Economics y es autor del libro Can We Be Happier?
La profesora de psicología Riverside de la Universidad de California, Sonja Lyubomirsky, ha puesto a prueba ese concepto en numerosos experimentos durante 20 años y ha encontrado repetidamente que las personas se sienten mejor cuando son amables con los demás, incluso más que cuando son amables consigo mismos.
Los grupos más aislados tienen más probabilidades de sentirse amenazados por otros y tienen más probabilidades de excluir moralmente, deshumanizar. Sin embargo, cuanto más relación tenemos con otros grupos, las relaciones se armonizan, se equilibran. O, al menos, se tiende a ello.
Estos sudece gracias, en parte, a la llamada “hipótesis del contacto”m que es un método, formulado por Gordon Allport, utilizado para detener los conflictos entre los grupos o individuos poniéndolos en contacto para reducir el prejuicio e incrementar la comunicación. Además sugirió 4 condiciones óptimas para el contacto:
- La igualdad de condición entre los grupos en la situación.
- Objetivos comunes.
- Cooperación entre los grupos.
- El apoyo de las autoridades.