Investigadores de la Universidad de Ginebra (UNIGE) han dado un paso decisivo para comprender la esquizofrenia, que afecta aproximadamente al 1 por ciento de la población mundial.
Si bien la investigación en los últimos años ha sugerido que la desincronización de las neuronas puede ser la causa de sus síntomas neuropsiquiátricos, incluidos los trastornos de la memoria, la hiperactividad y los fenómenos alucinatorios, el origen celular de dicha desincronización sigue siendo poco conocido.
Desincronización
La esquizofrenia, que tiene manifestaciones clínicas que pueden diferir de un paciente a otro, es una enfermedad del neurodesarrollo caracterizada por muchos síntomas cognitivos y conductuales, que incluyen alucinaciones visuales o auditivas, problemas de memoria y planificación e hiperactividad.
Alan Carleton, profesor del Departamento de Neurociencias Básicas de la Facultad de Medicina de la UNIGE, que dirigió este trabajo, aspira a comprender qué le sucede al cerebro de los esquizofrénicos. Para ello, se centró en las redes neuronales del hipocampo, una estructura cerebral notablemente involucrada en la memoria.
Estudiaron un modelo de ratón que reproduce la alteración genética del síndrome de DiGeorge, pues quienes sufren esta alteración tienen mayor riesgo de tener esquizofrenia, así como algunos cambios de comportamiento asociados con la esquizofrenia.
Las neuronas mostraron el mismo nivel de actividad que en los animales de control, pero sin ninguna coordinación, como si estas células fueran incapaces de comunicarse adecuadamente entre sí. El segundo paso fue tratar de restablecer la sincronización necesaria para que las redes neuronales funcionen correctamente.
Al estimular estas neuronas inhibitorias disfuncionales, lograron restaurar la organización secuencial y el funcionamiento normal de las redes neuronales. Del mismo modo, fueron capaces de corregir algunas anomalías de comportamiento en estos modelos de ratón esquizofrénico, suprimiendo tanto la hiperactividad como el déficit de memoria.
Los tratamientos actuales para la esquizofrenia se basan principalmente en la administración de fármacos antipsicóticos dirigidos a los sistemas dopaminérgicos y serotoninérgicos. A pesar de su efecto positivo sobre los síntomas alucinatorios, siguen siendo menos efectivos para mejorar muchos síntomas, y en particular los síntomas cognitivos. Por lo tanto, un enfoque como el que presenta el este estudio parece ser un objetivo prometedor; sin embargo, se necesitará tiempo antes de desarrollar un tratamiento basado en esta estrategia.
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