Muchas de las personas que tienen perro establecen un vínculo tan especial con ellos (no en vano, los perros están domesticados para disfrutar de nuestra compañía), que su pérdida puede desencadenar emociones tan negativas igual o peores a las que produciría la pérdida de un amigo o un familiar.
Eso es lo que confirma la investigación al respecto.
Dolor en público
Quizás una de las razones por las cuales nuestras relaciones con los perros pueden ser aún más satisfactorias que nuestras relaciones humanas es que los perros nos proporcionan una retroalimentación positiva incondicional y acrítica.
Quizá por ello, en algunas ocasiones, la pérdida de un perro es, en casi todos los sentidos, comparable a la pérdida de un ser querido humano. Desafortunadamente, no hay culturalmente rituales de duelo, obituarios en el periódico local o servicio religioso para ayudarnos a superar la pérdida de una mascota, lo que puede hacernos sentir más que un poco avergonzados de mostrar demasiado dolor en público.
Los dueños de perros obtienen puntajes más altos en las medidas de bienestar y son más felices, en promedio, que las personas que poseen gatos o no tienen mascotas, según revela la Encuesta social general (GSS), dirigida por una organización de investigación social, NORC, en la Universidad de Chicago.
Por eso, a psicóloga Julie Axelrod ha señalado que la pérdida de un perro es muy dolorosa porque los dueños no solo están perdiendo a la mascota. Podría significar la pérdida de una fuente de amor incondicional, un compañero principal que brinda seguridad y comodidad.
Según una encuesta reciente, muchos dueños de mascotas desconsolados incluso interpretarán erróneamente imágenes y sonidos ambiguos como movimientos y gemidos de la mascota fallecida. Es más probable que esto suceda poco después de la muerte de la mascota, especialmente entre los propietarios que tenían niveles muy altos de apego a sus mascotas.
Pero, si bien la muerte de un perro es horrible, los dueños de perros se han acostumbrado tanto a la presencia tranquilizadora y sin prejuicios de sus compañeros caninos que, en la mayoría de los casos, eventualmente se harán con uno nuevo.
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