Las personas que se identifican como más atractivas es más probable que se identifiquen, también, como conservadoras. Por el contrario, quienes se perciben como menos atractivos, tienden a estar en el otro lado del espectro político.
Es al menos lo que sugiere el siguiente estudio realizado por investigadores de la Universidad de Illinois.
Razones
En el estudio citado se usaron medidas de atractivo a través de múltiples encuestas, y se examinó la relación entre el atractivo y las creencias políticas. Controlando el estatus socioeconómico, se halló que los individuos más atractivos tienen mayor probabilidad de reportar niveles más altos de eficacia política, identificarse como conservadores e identificarse como republicanos.
Estos hallazgos sugieren un mecanismo adicional para la socialización política que tiene más implicaciones para comprender cómo el cuerpo se entrelaza con la naturaleza social de la política.
Naturalmente, estamos ante una correlación, y también frente a cuestiones autopercibidas como la belleza física o la orientación política. Sin embargo, podemos lanzar algunas hipótesis a propósito de que alguien más atractivo tienda a ser más conservador o republicano y alguien menos atractivo más progresista o demócrata. Por ejemplo, si eres físicamente más atractivo también tienes más confianza en ti mismo. Más confianza significa más autosuficiencia y más deseo de seguir a las personas que ejercen el poder.
Investigaciones anteriores muestran que las personas guapas generalmente son tratadas mejor, logran un estatus social más alto y ganan más dinero, lo que influye en que perciban el mundo como un lugar más justo que las feas. Los psicólogos sociales se refieren a esto como efecto halo, o cuando los rasgos positivos influyen en la opinión general de una persona sobre una persona.
Este punto ciego impide que las personas atractivas vean la necesidad de la intervención del gobierno, un elemento central de la política de izquierda. Según uno de los autores del estudio, Peterson:
La mejor manera de describir nuestros resultados es que, si se toman dos individuos que comparten características similares como edad, ingresos y educación, pero que difieren en atractivo, nuestros resultados muestran que un mayor atractivo se correlaciona con ser más eficaz y más conservador que el individuo similar que es menos atractivo. Esto no es determinista; todas las personas atractivas no son conservadoras y todas las personas poco atractivas no son liberales.
Peterson y Palmer tomaron datos de las encuestas de Estudios Nacionales Estadounidenses de 1972, 1974 y 1976 que pedían a las personas que evaluaran la apariencia de los demás. Estos resultados se compararon con el Estudio Longitudinal de Wisconsin que se centró en las características físicas de más de 10.000 estudiantes de secundaria que fueron calificados por otros en su nivel de atractivo. Dada la mayor influencia social de las personas atractivas, Peterson ha señalado que sus hallazgos podrían tener implicaciones más profundas. Las personas con mejor apariencia 'pueden tener influencia política sobre otras en sus redes sociales, independientemente de sus niveles reales de conocimiento político efectivo'.
Lo contrario, dijo Peterson, es que 'aquellos que no son bendecidos con buena apariencia tendrán menos probabilidad de sentirse empoderados, de participar en política, de buscar reparación por agravios o de ejercer sus derechos políticos'.
Si los conservadores son más atractivos que sus oponentes liberales o de izquierda, los partidos de derecha pueden terminar con una ventaja en época de elecciones.
Investigaciones recientes sugieren que los candidatos de tendencia conservadora en Estados Unidos y Europa son, de hecho, objetivamente más atractivos físicamente en promedio que sus contrapartes de izquierda, lo que en algunas condiciones conduce a una ventaja electoral.
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