Cuantas veces una melodía pegajosa se queda atrapada en nuestra cabeza y durante horas, o incluso días tarareamos o cantamos sin parar. En inglés se les llama “earworms” gusanos del oído, una buena descripción.
Pero, ¿a qué se debe este fenómeno? El punto más interesante es que una parte de nuestra mente está fuera de control, la musiquilla llega sin permiso y se niega a marchar, como si de un parásito que vive en nuestro cerebro se tratara.
El neurólogo británico Oliver Sacks, escribió que el gusano es una clara muestra de la sensibilidad de nuestro cerebro a la música. La música se caracteriza por la repetición. La melodía que se repite en nuestro cerebro es un recuerdo musical de ese bucle que se repite y repite sin llegar nunca al final.
Muchas veces a pesar de que las melodías son simples tienen precisamente una peculiaridad que las convierte en pegajosas.
Afortunadamente la psicología pude proporcionarnos alguna información sobre cómo hacer frente a esta melodía rebelde, la idea es no intentar vaciar nuestra mente, no pensar en una hoja en blanco. Tratar de no pensar en nada provoca que constantemente queramos comprobar si todavía seguimos pensando en aquello que no queremos.
La solución es tomar conciencia de que una parte vital de nuestra maquinara cognitiva se ha infectado por un gusano. Ésta parte está fuera de nuestro control, por lo que enviarle simplemente la instrucción de que se calle no servirá de nada. Mucho mejor emplear el oído interno en otra tarea, cantar una canción similar. Si en nuestra cabeza está sonando Lady Gaga, probemos con Madonna.
Vía | BBC
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