Ya hemos pasado por el compromiso social de hacer regalos a nuestros allegados, y también de poner buen cara cuando recibimos regalos de los mismos (aunque aún tienen que llegar los Reyes, para quienes lo celebren). Sin embargo, a pesar de todo, continuamos cometiendo no pocos errores, y también los cometen con nosotros.
¿Por qué se produce esta discrepancia más allá de que a veces no conocemos en absoluto a nuestros familiares?
El problema psicológico que subyace en los regalos es que quienes lo hacen se centran en el momento de la recepción (esperan que le haga ilusión) y que quienes lo reciben se centran en la utilidad del regalo a largo plazo. Es que lo señala una investigación realizada por expertos en marketing de la Escuela Tepper de Negocios de la Universidad Carnegie Mellon y la Escuela Kelley de Negocios de la Universidad de Indiana.
Los investigadores han identificado los tres errores más comunes al hacer un regalo:
- Regalar cosas que no nos han pedido, en aras de sorprender (mejor fijarnos en listas de deseos).
- Centrarse en objetos materiales, que tienen más posibilidades producir sorpresa inmediata, que no en experiencias, que ofrecen una satisfacción demorada.
- Hacer regalos "socialmente comprometidos", como donaciones a una institución caritativa o una ONG en nombre de la persona a la que le hacemos el regalo.
Imagen | h0lydevil
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