Remunerar en exceso a los ejecutivos: mala idea

Remunerar en exceso a los ejecutivos: mala idea
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Tenemos perfectamente asumido que el trabajo duro y la responsabilidad añadida debe estar bien remunerados. Y, en consecuencia, si debemos establecer el salario de un alto ejecutivo, los guarismos del mismo deberán ser elevados.

El problema, sin embargo, es que la diferencia de salario entre un ejecutivo y un trabajador medio no deja de crecer en favor del ejecutivo, como si éste tuviera cada vez más valor.

En la década de 1970, por ejemplo, los directores ejecutivos estadounidenses cobraban alrededor de 25 veces más que un trabajador medio de la misma empresa. En la década de 1980, la diferencia se incrementó hasta 40 veces. En 1996, por ejemplo, la diferencia ya era de 210 a 1. Y en el año 2000, los directores ejecutivos empezaron a cobrar, de media, 500 veces más que los trabajadores.

¿A qué se debe este crecimiento descontrolado? Obviamente, no a los incentivos vinculados a la productividad o la responsabilidad. El problema parece estar asociado a las llamadas stock options, tal y como explica Yochai Benkler en su libro El Pingüino y el Leviatán:

En 1990, los economistas Michael Jensen y Kevin Murphy publicaron un influyente y ahora ya clásico artículo en el que sostenían que para sacar el máximo partido de los ejecutivos, las empresas tenían que vincular la remuneración al rendimiento de las acciones. Esto concedió mayor credibilidad e impulso a la práctica consistente en incluir opciones de compra de acciones (stock options) como un elemento clave de la remuneración de los ejecutivos, disparando así sus salarios a niveles sin precedentes.

Más tarde el propio Jensen tuvo que admitir que estaban equivocados. Este sistema de remuneración propiciaba que los ejecutivos se centraran más en sus beneficios a corto plazo, los que hacían incrementar sus opciones, en detrimento de los resultados a largo plazo.

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Desde entonces, se han publicado innumerables artículos que tratan de vincular la productividad de una empresa con un mayor salario, sin éxito. Parece que superado determinado umbral salarial, la gente sencillamente no trabaja mejor.

Podéis profundizar en esta dinámica social en Mi jefe es más tonto de lo que cree (y yo también) o Tu autoconciencia se reduce a medida que escalas en la pirámide social.

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