Las charlas superficiales, las que se limitan a hablar de temas muy banales, como el tiempo que hace, son típicas en el ascensor o incluso en un evento con desconocidos. Sin embargo, esta charla que sirve más bien para hacer ruido con la boca pero que no posee apenas carga comunicativa podría hacerte infeliz, si abusas de ella.
Preguntas como ¿qué haces? ¿dónde vives? son predecibles y agotadoras. A continuación, otras preguntas que también deberías empezar a expurgar de tu vocabulario.
¿Qué tal?
En 2010, científicos de la Universidad de Arizona y la Universidad de Washington en St. Louis investigaron si las personas felices e infelices difieren en el tipo de conversaciones que tienen. 79 participantes usaron un dispositivo de grabación durante cuatro días y para registrar periódicamente sus conversaciones. De las más de 20.000 grabaciones, los investigadores identificaron las conversaciones como charlas triviales o charlas sustanciales.
Como se publicó en Psychological Science, los participantes más felices tuvieron el doble de conversaciones genuinas y un tercio de las charlas más banales fueron propias de los participantes más tristes.
Si aspiras a tener conversaciones más interesantes y menos triviales, aquí hay trece temas infalibles:
- ¿Cuál es tu historia?
- ¿Cuál es la cosa más cara que has robado?
- ¿Cuál es tu actual estado de ánimo?
- ¿Qué te emociona más en este momento?
- ¿Qué libro te ha influido más?
- Si pudieras hacer lo que quisieras esta noche (en cualquier lugar, por cualquier cantidad de dinero), ¿qué harías y por qué?
- Si tuvieras la oportunidad de conocer a una persona que no has conocido, ¿cuál escogerías y de qué hablarías?
- ¿Qué es lo más importante que debo saber sobre ti?
- ¿Qué valoras más, la inteligencia o el sentido común?
- ¿Qué película es tu placer culpable favorito y por qué?
- Estás atrapado en una isla desierta y solo puedes tomar tres cosas. ¿Cuáles serían?
- ¿Cuándo y dónde fuiste más feliz en tu vida?
- ¿Cuál crees que es la fuerza motriz en tu vida?
Un sketch de Monty Python ya mítico consistía en una pareja que entra en un restaurante pide la carta no de platos, sino de temas de conversación. Algo que debería ser más común, habida cuenta de estos resultados. El diálogo se desarrolla más o menos así:
- -Mm, ¿Inevitabilidad de la muerte? ¿Querida, querrías probarlo?
- -No sé de qué se trata, amor
- -Camarero, ¿cómo es? ¿El de la inevitabilidad?
- -Bueno, es sobre como al final todos estamos destinados a desaparecer, y a la angustia que provoca ese hecho? Lleva algo de esperanzas frustradas, de crecimiento individual.
- -¿Te gusta, cariño?
- -Mmm... No sé, preferiría algo más liviano.
- -¿Por qué no prueban con "lo felices que somos estando juntos"? Se pide mucho, sale muy bien.
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