Las imágenes en los medios tienen muy poca influencia en los trastornos de alimentación y la insatisfacción con el propio cuerpo: la de los genes y los amigos es mucho mayor.
Cuando decimos amigas decimos pares, semejantes, es decir: todo el entorno social de la misma edad. incluye amigas, presiones de amigas y no amigas, bullying, o simplemente tener más compañeras de clase.
El poder de los semejantes
La relación entre insatisfacción corporal o los desórdenes de alimentación pueden ser más complejos de lo que a menudo se sugiere en la literatura sobre los efectos de los medios.
Los vínculos entre la insatisfacción corporal y los trastornos alimentarios pueden ser exagerados, y algunos trastornos de la alimentación, principalmente la anorexia nerviosa, pueden no estar siempre motivada principalmente por la insatisfacción corporal. De hecho también hay casos de chicas invidentes que desarrollan anorexia nerviosa, lo cual sugiere que la enfermedad también podría tener, en algunos casos, origen neurológico.
En los casos en los que la anorexia se copia de los semejantes, esta idea entronca con la llamada teoría del handicap en la selección sexual. En lo que sucede con el hecho de que un pavo real disponga de una cola tan gigantesca y aparatosa, que reduce su supervivencia, pero aumenta su probabilidad de reproducirse: la cola está lanzando el mensaje implícito de que si el portador aún sigue vivo, a pesar de todo, es que debe de tener una gran genética.
Al mostrarse muy delgada, la mujer, por ejemplo, está enviando inconscientemente el mensaje de que dispone del tiempo y los recursos necesarios para mantenerse delgada. Las clases de bajo nivel socioeconómico son las más obesas, razón de más para que la delgadez, cuanto mayor sea, mejor transmitirá este mensaje. Cuando contemplamos el mundo desde esta perspectiva de la «belleza de pavo real», todo adquiere un nuevo significado, en palabras de Ulrich Renz, en su libro La ciencia de la belleza:
Para indicar un estatus pueden servir todo tipo de cargas y de incomodidades: cuellos estrechos con corbatas estranguladoras, chaquetas excesivamente ceñidas, a ser posible acompañadas (para los amantes de un handicap superior) de un chaleco y con cuarenta grados a la sombra. O bien se pueden utilizar también suelas resbaladizas, zapatos de tacón que impiden caminar correctamente y materiales delicados que deben ser, por supuesto, caros y que no pueden lavarse en la lavadora.
La debilidad de la publicidad
Para demostrar cuán influyente son los anuncios publicitarios y los personajes de ficción parangonados con nuestros semejantes, investigadores del Instituto Max Planck de Ciencias Cognitivas y del Cerebro Humano llevaron a cabo un estudio publicado en PLoS ONE en 2009.
A los voluntarios se les expuso a tres grupos de individuos: familia y amigos (grupo de alta relevancia), gente famosa (relevancia media) y personajes de ficción (relevancia baja), mientras escudriñaban sus cerebros a través de imagen por resonancia magnética funcional (fMRI). La hipótesis de trabajo consistía en demostrar que la exposición a contextos de alto grado de relevancia producirían una activación más intensa de la corteza prefrontal media y la corteza cingulada posterior (amPFC y PCC), regiones que parecen implicadas en gran medida en el pensamiento autorreferencial y en la memoria autobiográfica. Los resultados de la investigación sugieren que la hipótesis es cierta.
Al menos en cuanto a neuroimagen, amPFC y PCC se activan con más potencia frente a alguien relevante para nosotros que ante un personaje famoso, y más ante este último que ante un personaje de ficción, como Cenicienta.
Ante lo cual, parece que las razones que nos empujan a adoptar una u otra tendencia no son claramente de causa y efecto, sino que existen múltiples nodos causales, y la publicidad solo es uno de ellos: ni siquiera el más influyente. La publicidad, en resumidas cuentas, pretenden verder productos y servicios, y por ello trata de reflejar la realidad circundante o aspiracional de sus posibles consumidores.