Según la sociobiología, nuestra forma de elegir pareja y nuestras preferencias relativas al aspecto físico son en el fondo producto de una ventaja genética. En principio, tendemos a desear emparejarnos o mantener relaciones sexuales con aquellos que en el contexto de nuestro pasado evolutivo incrementaban nuestro legado genético.
Pero hoy voy a hablaros de nuevo de memética, aplicada a la búsqueda de pareja sexual. Y es que los memes, al igual que los genes, podrían ser muy importantes para una potencial pareja sexual.
Por ejemplo: cuando alguien quiere aprender a montar en bicicleta necesitará recibir una serie de enseñanzas pero, sobre todo, imitará a otros que saben montar en bicicleta basándose en la simple observación. Al contemplar cómo alguien monta en bicicleta es fundamental saber captar lo primordial y descartar lo accesorio. Por ejemplo, es primordial mantener el equilibrio pero es accesorio vestir de la misma forma que el ciclista o montar el mismo modelo específico de bicicleta.
Estas distinciones resultan realmente dificultosas para un animal de mente simple o para una inteligencia artificial, que acostumbra a asignar el mismo valor a todos los detalles. Pero miles de años de selección natural han facilitado que los seres humanos desarrollemos una fabulosa habilidad para imitar sólo lo esencial de una acción, incluso siendo capaces de aplicar pequeñas variaciones para alcanzar el mismo fin, de tal modo que nuestra imitación parezca de creación propia. Como si pudiéramos resumir cualquier acción en una receta de cocina: es orientativa y flexible pero el resultado es fundamentalmente el mismo.
Así pues, los buenos imitadores, son sexualmente atractivos, porque son evolutivamente importantes para la supervivencia. ¿Y qué buena forma hay de demostrar que sabes imitar bien? Pues, por ejemplo, desarrollando habilidades artísticas que estén en sintonía con las modas vigentes o con las corrientes artísticas en boga. Es decir, "copiando" de forma creativa pero fundamentalmente exacta a los otros artistas que ya triunfan socialmente.
Con el arte se demuestra el éxito a nivel memético. Es decir, el éxito de las habilidades innatas de un individuo a la hora de imitar las habilidades de los demás o generar nuevas habilidades que sean imitadas por la mayoría.
Susan Blackmore, en La máquina de los memes, lo resume así:
La coevolución meme-gen supone que los humanos preferirán aparearse con aquellos que mejor transmitan sus mentes. (…) Los poemas y las canciones de amor constituyen la evidencia histórica de lo antedicho como también lo evidencia, por ejemplo, la conducta sexual de los políticos, de los escritores y de las estrellas de la televisión (Miller, 1993). (…) Veamos algunos ejemplos. En las primeras sociedades cazadoras-recolectoras, el hombre especialmente hábil para imitar habría sido capaz de copiar las habilidades cinegéticas más punteras o las últimas novedades en tecnología para fabricar instrumentos de piedra y, por ende, habría adquirido una ventaja biológica. (…) Ello sugiere que la pareja más deseable sería aquella cuyo estilo de vida le permitiese transmitir un mayor número de memes, como por ejemplo, un escritor, un artista, un periodista, un presentador, un actor de cine y un músico. Sin lugar a dudas, algunas de estas profesiones representan una buena oportunidad para tener adeptos admiradores y para mantener relaciones sexuales con quien deseen. Jimi Hendrix, al parecer, tuvo muchos hijos en cuatro países distintos antes de morir a la edad de veintisiete años. Se dice que H.G. Wells, aunque feo y con una voz horrible, era especialista en el arte de seducir varias damas cada noche. Charlie Chaplin era bajito y no precisamente agraciado y, no obstante, su historial como seductor es notorio como lo fue, al parecer, el de Balzac, Rubens, Picasso y Leonardo da Vinci.
Vía | La máquina de los memes, de Susan Blackmore
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