El contexto memesférico es tan determinante para nuestra inteligencia que incluso las chicas rubias consiguen volver tontos a los hombres. Esta idea puede parecer estereotipada (y lo es, por esa razón tiene tanto poder memesférico), pero fue constatada por un experimento de la Universidad París X-Nanterre.
En él, los sujetos debían resolver una serie de tests de conocimiento general tras ser expuestos a fotografías de mujeres. La puntuación más baja la obtuvieron aquellos hombres que habían sido expuestos a fotografías de chicas rubias. El catedrático Thierry Meyer, coautor del estudio, que fue publicado en Journal of Experimental Psychology, sostiene que esto prueba que la gente que se enfrenta a estereotipos generalmente se comporta igual que ellos.
Por esa razón, también, llevar el pelo teñido de rubio puede provocar, en una chica, que obtenga notas más bajas en un test de inteligencia. Llevar el pelo rubio dispara inconscientemente una serie de creencias muy arraigadas en la cultura (aunque sean falsas).
Lo mismo ha sucedido con otros experimentos similares. Cuando se selecciona a un grupo de individuos para que se imagine que son hooligans de fútbol y a otro grupo para que se imagine que son profesores universitarios, tras un prudencial tiempo, cuando lleven un buen rato ejecutando las posturas remilgadas de profesor o las simiescas de un hooligan, fumando en pipa o ajustándose las gafas en el puente de la nariz, unos, y vociferando consignas o dando saltos de orangután, otros, finalmente, si todos son sometidos a un pequeño cuestionario cultural, obtendrán mejores puntuaciones aquéllos que jugaron a creerse que eran profesores universitarios, aunque de entrada no fueran más cultos que los individuos que jugaron a ser hooligans.
Es algo que demostraron dos investigadores holandeses, y las preguntas que los estudiantes debían responder procedían del juego de mesa Trivial Pursuit: concretamente 42. El grupo al que se le indujo que se imaginara a un profesor, también se les obligó a reflexionar sobre lo que comporta ser profesor y que, además, escribieran en una hoja de papel todo lo que les viniera a la cabeza sobre ese tema.
El grupo al que se le indujo que pensara en hooligans de fútbol, tuvieron que pasar por un proceso de inmersión parecido. El resultado es que el primer grupo acertó el 55,6 % de las preguntas. El segundo grupo, el 42,6 %. No parece una diferencia demasiado grande, pero puede ser la diferencia entre aprobar o suspender un examen.
Los psicólogos Claude Steele y Joshua Aronson llevaron a cabo otro experimento similar a éste. Los estereotipos que se emplearon entonces no fueron de clase, sino de etnia: a un grupo de estudiantes negros se les realizó 20 preguntas extraídas de la prueba estándar para acceder al bachillerato en Estados Unidos, pero se les pidió antes que indicaran a qué etnia pertenecían.
En Estados Unidos existe un fuerte estereotipo negativo que asocia a los afroamericanos con el rendimiento académico, así que los negros que habían hecho hincapié en que eran negros acertaron la mitad de las preguntas formuladas respecto a los negros que no había recibido esta instrucción.
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