Los anuncios dirigidos a los adolescentes para que no consuman drogas cada vez son más sofisticados y visualmente impactantes. Son anuncios que invitan a los jóvenes a que digan que no a la oferta de consumir determinadas sustancias estupefacientes. Anuncios que aspiran a que sean conscientes de cómo estas sustancias ilícitas pueden destruir con su organismo.
Son campañas caras. Por ejemplo, entre 1998 y 2004, el Congreso de Estados Unidos asignó casi 1.000 millones de dólares a la campaña nacional contra el consumo de droga por parte de los jóvenes. Pero ¿realmente sirven de algo? ¿Estas campañas reducen el consumo?
El profesor de comunicación Bob Hornik analizó en concreto esta campaña del Congreso de Estados Unidos para evaluar si realmente había reducido el consumo de marihuana entre la gente joven. La conclusión fue que no. De hecho, tales campañas parecían conseguir justo lo contrario de lo que pretendían: los jóvenes entre doce y dieciocho años que habían visto los anuncios tenían mayor probabilidad de fumar marihuana.
La razón parecía estribar en el efecto contagio, tal y como explica Jonah Berger en un libro titulado precisamente como Contagio:
Los anuncios contra la droga a menudo dicen dos cosas a la vez. Dicen que las drogas son malas, pero también dicen que otras personas las toman. Como hemos dicho en el presente capítulo, cuanto más gente haga algo, más probable es que la gente piense que se trata de algo normal y que lo debería hacer también (…) Nunca se ven anuncios del servicio público de salud para evitar cortarte la mano con una sierra o para que no te atropelle un autobús, así que si el Gobierno destina todo ese tiempo y dinero para informarte acerca de las drogas, muchos de tus compañeros deben de estar consumiéndolas, ¿verdad?
La inutilidad de esta clase de campañas también la analizamos en Xataka Ciencia al hablar de las imágenes tremebundas que muestran las cajetillas de tabaco para desincentivar el consumo de tabaco.
Imagen | epSos.de
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