A todos nos gustan las conversaciones de café. Hablar del día a día, de los amigos, de las películas que hemos visto, de alguna anécdota o rumor. Es divertido y nos acentúa la complicidad. Sin embargo, las conversaciones profundas donde se aborden seriamente los problemas y los sentimientos íntimos quizá no deberían dejarse de lado, porque pueden contribuir más a nuestro bienestar.
En realidad, las conversaciones triviales entendidas como un "olvidarse de los problemas" no siempre funciona de forma tan eficaz como creemos.
Trivial VS Profundo
Hablar con los demás implica socializar, y la socialización es un proceso que puede contribuir positivamente en nuestro bienestar. Pero el contenido de esas charlas también influye en el grado de bienestar que experimentaremos, y entonces la charla trivial no parece tan eficaz como la charla profunda.
Al parecer, las personas necesitamos encontrar sentido a nuestras vidas, y a través de tales conversaciones profundas podemos obtenerlo; de igual modo, las conversaciones profundas nos permiten conectar más íntimamente con los demás, un factor importante como animales sociales que somos. Hablar del tiempo está bien, pero lo que verdaderamente nos llena es hablar, por ejemplo, de sentimientos o de problemas íntimos.
Es lo que señalan los psicólogos Matthias Mehl (Arizona University) y Simine Vazire (Washington University at St. Louis) en un estudio publicado en Psychological Science en el que 79 participantes aceptaron llevar una grabadora durante 4 días a fin de registrar todas sus conversaciones cotidianas. Concretamente, el sistema de grabación (un EAR, Electronically Activated Recorder) funcionaba registrando lapsos de 30 segundos cada 12,5 minutos.
Las grabaciones permitieron establecer cuánto tiempo se empleaba en actividades sociales, y también en el tipo de conversación que se mantenía. Tras clasificar las conversaciones entre profundas y triviales, se sometió a los 79 participantes a un cuestionario que evaluara su grado de felicidad. Los resultados mostraron una correlación positiva entre las puntuaciones de felicidad registradas en el cuestionario y el número de conversaciones profundas identificadas por los investigadores.
En concreto, la persona más feliz según el cuestionario había mantenido un 46% de conversaciones, frente al 21% de conversaciones profundas de la persona menos feliz. Por el contrario, las conversaciones banales habían ocupado el 10% del tiempo de la persona más feliz frente al 30% del tiempo de la persona menos feliz.
Es decir, que para ser felices debemos pasar más tiempo conversando con los demás. Pero aún seremos más dichosos si dichas conversaciones no tienden a ser siempre meras fórmulas o diálogos ligeros e insustanciales que realmente no nos conectan con los demás.
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