Según se desprende de este nuevo estudio, hombres y mujeres perciben la belleza del sexo contrario de forma distinta en función de si consideran que será o no una pareja a largo plazo.
Así, las mujeres perciben a los hombres menos atractivos como parejas a largo plazo si primero se los han imaginado como aventuras de una noche. Por el contrario, los hombres perciben a las mujeres menos atractivas como parejas de una noche si primero se las han imaginado como parejas de larga duración.
Diferentes estragias evolutivas
Las mujeres y los hombres muestran sesgos simétricos, pero de forma diametralmente opuesta. Es lo que sugiere una muestra total de más de 3 000 individuos de diferentes estudios. Cualquiera que sea la interpretación de tales resultados, estos sesgos son capaces de producir asociaciones espúreas o inconsistentes y nos engañan cuando comparamos estudios que superficialmente parecen similares.
No se sabe por qué sucede esto, pero probablemente tiene relación con el hecho de que ambos sexos siguen estrategias reproductivas distintas en función de lo que deben invertir biológicamente: los hombres pueden eyacular espermatozoides siempre que lo deseen y dejar embarazadas a las mujeres; pero las mujeres, una vez embarazadas, invierten meses en el proceso de gestación.
Es decir, que las mujeres, de promedio, encontrarán como rasgo más deseable el compromiso y la fidelidad del hombre, que tiene más incentivos para dejar embarazadas a otras hembras. Pero los hombres que están dispuestos al compromiso, sin embargo, conceptuarán de otra forma las aventuras de una noche: una especie de diseminación indiscriminada de genes.
Con todo, hasta ahora ningún estudio ha controlado estadísticamente el efecto del orden en que los participantes consideran los dos tipos de relaciones.
Ello también explicaría la razón de que las señalizaciones de belleza sean distintos tanto en ellos (mostrar más recursos) como ellas (mostrar más belleza):