Gracias al Big Data empezamos a conocer los secretos más íntimos del comportamiento de la gente en los restaurantes, cómo las horas influyen en lo que pedimos, los sabores que preferimos si estamos acompañados o solos, y un largo etcétera que permitirá que los restaurantes y también a los diseñadores de platos o comida en general mejoren la experiencia del usuario.
La carta
Los datos nos ofrecen conclusiones realmente curiosas sobre ls cartas online de los restaurantes de todo el mundo. Por ejemplo, de esta manera podemos saber los emparejamientos de sabores que se producen en la cocina de un lugar o región concreta, dando lugar a un nuevo campo de conocimiento llamada gastronomía computacional.
También las cartas permiten a los lingüistas analizar cómo aumenta el precio de un plato en función de cada letra extra que tenga su nombre. De promedio, parece que son unos seis céntimos.
Ingredientes y sabores
Dentro de poco, toda esta información permitirá a una inteligencia artificial producir platos que resulten deliciosos para la mayoría de nosotros. Es lo que, por ejemplo, hace Watson, en superordenador de IBM, según explica Charles Spence en su libro Gastrofísica:
Analiza algorítmicamente una base de datos de miles de recetas más una base de datos de los compuestos de sabor que se encuentran en miles de ingredientes y tiene en cuenta conocimientos fisiológicos acerca de cómo las personas percibimos distintas combinaciones de ingredientes.
Costumbres
Un grupo de investigadores, tras repasar más de un millón de críticas online a restaurantes en el período entre 2002 y 2011 en todo Estados Unidos, concluyó que los estadounidenses suelen disfrutar más de la experiencia de salir a comer cuando hace buen tiempo que cuando no.
Las críticas se relacionaban con los informes meteorológicos del momento en que se escribieron.
Diseño
Crossmodal Laboratory es una compañía que realiza experimentos para ofrecer información sobre qué tipo de decisiones de diseño podrían valorar los comensales de un restaurante: desde la orientación del plato al color de las paredes y la música de fondo. Con el Big Data toda esta información crecerá exponencialmente y permitirá llegar a correlaciones mucho más fuertes.
Estos datos ya nos han permitido derribar un mito gastronómico muy arraigado: que los comensales prefieren un número impar de cosas en el plato, como señala Spence:
Hace poco hemos ampliado este enfoque para averiguar cuál es la mejor orientación para un elemento largo en el plato (por ejemplo, una cebolleta soasada o una langosta entera). Resulta que la gente prefiere que los elementos lineales asciendan desde la parte inferior izquierda hacia la superior derecha.
Todo ello no solo permitirá que la experiencia sea más agradable en el restaurante, sino que incluso nos puedan cobrar más por ella. Por ejemplo, una investigación reciente es la que diferencia el tipo de emplatado por el que las personas están dispuestas a pagar más del emplatado que consideran más creativo.