Últimamente hemos sido testigos en España de lo escasamente predictivas que resultaban algunas encuestas, incluso realizadas a pie de urna, sobre la intención de voto de las personas. Sin embargo, este problema con las encuestas políticas es extrapolable a toda clase de encuestas.
Sencillamente, porque la gente no siempre responde la verdad, sino lo que se espera que se responda. Es una maldición que persigue siempre a cualquier científico social, y podría definirla como una inclinación a la aceptación social. El caso más famoso, fue el llamado efecto Bradley, por el gobernador negro Tom Bradley.
Yo voto al negro
En 1982, los votantes de California respondieron a las encuestas a pie de urna que habían depositado su voto a un gobernador negro llamado Tom Bradley, por un margen significativo. Sin embargo, la realidad de las urnas demostró que la gente había mentido en la encuesta, pues finalmente obtuvo la victoria su oponente blanco.
Esta tendencia a responder que se vota a un gobernante negro, cuando en realidad se vota al blanco, se ha visto reflejada durante las décadas de 1980 y 1990. Al parecer, la gente no quiere ser tildada de racista, y por eso recurre a una respuesta políticamente correcta antes que a la realidad.
Como explica Christian Rudder en su libro Dataclismo: Amor, sexo, raza e identidad; lo que nuestra vida online cuenta de nosotros:
El propio acto de preguntar hace que aparezca la autocensura. Prácticamente todos los sitios web en los que se registran opiniones o se recopilan datos descriptivos sufren el mismo problema.
Esta inclinación a mentir en las encuestas ha quedado más patente ahora que algunas herramientas, como Google, puede indexa las búsquedas de sus usuarios. Es decir, de algún modo podemos saber lo que piensa secretamente la gente porque nadie le ha preguntado nada y la persona considera que está disfrutando de una intimidad plena.
La palabra despectiva "nigger", por ejemplo, es un término que aparece habitualmente en 7 millones de búsquedas al año. En Estados Unidos, el volumen de estas búsquedas es más alto donde cabría esperarlo (Virginia Occidental), pero se mantiene uniforme en todo el país. [...] Y resulta esclarecedor que aparezca con mucha más frecuencia en Google que lo que lo hace en un sitio que para la psique es mucho más público.
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