Hiparco, nacido en Nicea en el año 190 a. C., fue el observador más grande de la antigüedad. Su catálogo de estrellas, que contenía posiciones y brillos de más de 800 estrellas, no fue superado en precisión hasta el siglo XVI. Nació cuatro años antes de la muerte de Eratóstenes, al que sucedió en la dirección de la Biblioteca de Alejandría.
Descubrió la precesión de los equinoccios, o lo que es lo mismo, el desplazamiento de los puntos equinocciales, puntos comunes a la eclíptica y al ecuador celeste. Este suceso es debido a la variación del Polo Norte Celeste. Al comparar sus coordenadas estelares con las registradas por Timocares y Aristilo unos dos siglos antes, observó que las longitudes habían variado de forma uniforme, mientras que las latitudes no habían variado. Estimó el valor de la precesión en 45 segundos de arco en un año, valor muy próximo a los 50,27 segundos que se aceptan hoy en día.
Su escala de los brillos aparentes de las estrellas, que distingue seis magnitudes, es la base de la actual clasificación fotométrica de las estrellas. Además, distinguió los años trópico y sidéreo, mejoró las medidas de la distancia a la Luna y de la oblicuidad de la elíptica, e inventó la trigonometría, que le permitía relacionar medidas angulares con las lineales.
Así mismo, fue el primero en dividir la Tierra en paralelos y meridianos, usando los conceptos de longitud y latitud de un lugar, e intentó proyectar la Tierra esférica sobre un mapa bidimensional.
Hiparco pudo conseguir satisfacer una de las principales exigencias de la astronomía antigua: la predicción de eclipses, serio problema para los griegos antes de Hiparco, ya que tan sólo contaban con el método de los babilonios para predecir los eclipses. Murió en el año 120 d a. C.
Vía | Wikipedia
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