William Lee estaba obsesionado con los gorros de punto. A menudo contemplaba cómo su madre y sus hermanas se sentaban al atardecer a tejer, moviendo sus agujas. Era un proceso lento, tedioso.
Sin embargo, era necesario, porque Isabel I había dictado hacía poco una norma que obligaba a que su pueblo llevara siempre un gorro de punto. Era 1583 cuando Lee regresó a casa tras finalizar sus estudios en la Universidad de Cambridge para convertirse en el sacerdote local de Calverton. Y entonces, tuvo una idea.
Varias agujas
La idea de Lee era muy simple: si para tejer un gorro se usaba dos agujas y un hilo, ¿por qué no usar varias agujas para ir más deprisa? Entonces Lee empezó a obsesionar con la idea de crear una máquina que hiciera eso. Ese pensamiento fue el principio de la mecanización de la producción textil.
Lee empezó a olvidarse de sus deberes respecto a la Iglesia y familia. Toda su mente estaba concentrada solo en la idea de crear una máquina para tejer.
Finalmente, en 1589, tuvo lista su primera máquina de tejer medias. Viajó a Londres ilusionado para solicitar una entrevista con Isabel I a fin de mostrarle lo útil que sería aquella máquina, así como para solicitarle una patente que impidiera que otras personas copiaran el diseño. Entonces, según explican Daron Acemoğlu y James A. Robinson en su libro Por qué fracasan los países:
Alquiló un edificio para montar la máquina y, con la ayuda de su diputado local, Richard Parkyns, se reunió con Henry Carey, lord Hunsdson, miembro del consejo privado de la reina. Carey lo organizó todo para que la reina Isabel fuera a ver la máquina, pero la reacción de esta fue devastadora. Se negó a otrogar una patente a Lee y le dijo: "Apuntáis alto, maestro Lee. Considerad qué podría hacer esta invención a mis pobres súbditos. Sin duda, sería su ruina al privarles de empleo y convertirlos en mendigos".
Lee probó suerte en Francia, pero tampoco lo consiguió. El sucesor de Isabel, Jacobo I, también le negaría la patente a Lee tiempo más tarde, arguyendo exactamente las mismas razones: la mecanización provocaría desempleo e inestabilidad política. Era las primeras ideas de mecanización para aumentar la productuvidad y la riqueza, y también eran las primeras reacciones en contra de la misma, del ludismo.
Lee abrió una fábrica de medias en Rouen, Francia, y prosperó hasta que, poco antes del asesinato de Enrique en 1619, firmó un contrato con Pierre de Caux para proveerle máquinas de tejer para la producción de medias de seda y lana. Pero el clima cambió abruptamente con la muerte del rey y pese a mudarse a París, sus reclamos fueron ignorados y murió en malas condiciones en 1614.
Aunque a la industria le tomó casi un siglo desarrollarse en lana, seda y encaje, la máquina que Lee desarrolló continuó siendo la espina dorsal de la industria por mucho tiempo.