Bajo el mar hay una fauna tan exótica que, a efectos prácticos, el fondo del mar es casi un planeta extraterrestre. Uno de los ejemplares más extraños es el de los tunicados, un tipo de animales que incluyen las ascidias, que generalmente habitan sobre el fondo del mar en coloridos grupos de organismos sacciformes.
De hecho, es tan raro que los científicos todavía no tienen claro cómo clasificarlo, si como animal, animales o crecimientos. Son como manchas de colores. Como adornos dalinianos. Dependen para algunas funciones biológicas del grupo como un todo, pero sin embargo logran expresar su individualidad en colores diferentes: azul, verde, púrpura, rosa, amarillo y blanco.
En 1911, el fisiólogo alemán Martin Henze descubrió que en la sangre de estas criaturas hay grandes cantidades de vanadio, un elemento que se encuentra cien veces más concentrado en ellos que en el agua de mar del que extraen su alimento. De hecho, según investigadores de la Universidad de Hiroshima, los tunicados podrían albergar la mayor capacidad de concentración de cualquier metal de todos los animales.
Pero todavía no se sabe para qué necesitan este vanadio: se especula que tal vez desempeñe un papel en su sistema inmune.
La cuestión es que esta concentración tan alta de metal llamó la atención de funcionarios militares durante la Segunda Guerra Mundial, tal y como explica Hugh Aldersey Williams en La tabla periódica:
El vanadio produce un acero mucho más duro que los demás metales, y por lo tanto existía una gran demanda para usarlo en los cascos de los soldados y en las planchas de blindaje, así como en maquinaria. El Departamento de Guerra de los Estados Unidos contactó con Donald Abbott, de la Estación Marina Hopkins, pues quería saber si se podían recolectar tunicados, o incluso cultivarlos, para conseguir el exótico metal. Los hombres del gobierno halagaron al científico diciéndole que el vanadio era necesario no para los blindajes convencionales, sino para el proyecto de alto secreto de la bomba atómica.
El vanadio presente en los tunicados resultaba insuficiente para pensar en maneras de extraerlo y recolectarlo, sin embargo, durante la guerra se empleó el término en código “minería del vanadio” para referirse a la búsqueda de los minerales de uranio necesarios para la bomba atómica.
Los dos elementos se encuentran juntos en algunos minerales, hecho que queda plasmado en el nombre de Uravan, en el oeste de Colorado, uno de los lugares de extracción minera en los que este subterfugio era operativo. Puede ser que el Departamento de Guerra se planteara si también se podrían utilizar los tunicados para concentrar uranio.
El vanadio recibe su nombre de Vanadis, un nombre alternativo de la diosa Freya, que aparece en algunos de los eddas noruegos. Vanadis (la dis de los Vanir, es decir, la “dama de la gente hermosa”) es la diosa del amor, la belleza y la fertilidad. Cuando llora, sus lágrimas son de oro rojo si caen sobre terreno sólido, y de ámbas si caen en el mar.
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