La siesta tiene muy mala prensa en gran parte del mundo, y a menudo se asocia con la pereza y la molicie, a pesar de que presenta no pocos beneficios para la salud.
Pero lo cierto es que, hasta hace bien poco, toda la gente dormía dos veces por día. Una vez por la noche y…, bien, la segunda vez no era por la tarde, tal y como consideramos la siesta, sino también por la noche.
Hay un buen número de registros históricos, pues, que sugieren que hasta el siglo XVII, las personas dormían por la noche en dos tiempos distintos. Es decir, que en vez de dormir ocho horas seguidas, se dormías unas cuatro horas, luego estabas despierto una o dos horas, y finalmente dormías el resto.
Algunos expertos incluso sugieren que esta forma de descansar es nuestra inclinación “más natural”, y las frustraciones de los insomnes que se despiertan en plan noche podrían estar relacionadas con ese viejo instinto de tener dos períodos de sueño.
Imagen | andrewr
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