Durante el siglo XVI, los pintores solían adquirir una sustancia oscura y macabra que les permitía pintar la piel humana en sus cuadros con más viveza que cualquier otro pigmento. Era la reducción en polvo de momias egipcias, cuyo contrabando se remonta en Occidente a los tiempos de as Cruzadas.
La llamaban "carnemonía", por su origen tétrico, y su éxito fue aumentando a lo largo del tiempo, incluso comercializándose como fármaco para ingerir u oler, de forma parecida al tabaco.
Carnemonía
Giovanni Paolo Lomazzo, uno de los teóricos del arte más importantes del siglo XVI, sostenía que el polvo de momia molido era un excelente pigmento para pintar las sombras de la carne, quizá porque procedía de la misma carne, la de los antiguos egipcios.
Por eso no es extraño que la leyenda cuente que Tintoretto estuviera dispuesto a pagar más por un poco de este polvo que por el exclusivo lapislázuli, y que la magia de este pigmento le permitiría convertirse en un pintor inmortal.
Obtener el colo de la piel humana no es tarea fácil, tal y como explica Riccardo Falcinelli en su libro Cromorama:
Cuando se pinta una figura humana, lo más importante para construir una sombra creíble son las relaciones tonales que se instauran entre las zonas claras y las oscuras; debe parecer que los tonos oscuros retroceden y los luminosos avanzan hacia nosotros. Las sombras son básicamente un fenómento óptico que se puede obtener con cualquier pigmento que sea oscuro y terroso (...) pero están convencidos de que el preparado egipcio confiere a la pintura un mérito adicional, no visible en el cuadro, pero prodigioso.
La Libertad guiando al pueblo, la obra más famosa de Eugène Delacroix, es quizá una de las más famosas que se dice que se pintó con pigmentos de polvo de momia. La podéis ver a continuación
Con todo, muchos pintores han usado el marrón momia sin saber realmente que procedía de momias. Se cuenta, por ejemplo, que el escritor Rudyard Kipling charlaba con dos pintores prerrafaelitas en la década de 1980: su tío, Edward Burne Jones, y Lawrence Alma Tadema. Después que Alma Tadema informara a su colega que el marrón momia estaba hecho con momias, el horrorizado Burne Jones fue a buscar el tubo de pintura que tenía en su estudio y lo sepultó en el jardín.
Es probable que el uso de momias como pigmento derivara de un uso más inusual: como remedios. Desde los inicios de la época medieval, los europeos aplicaban e ingerían pócimas de momia para curar cualquier cosa, desde ataques epilépticos hasta padecimientos estomacales.
El uso de las momias con fines médicos fue fruto de una confusión lingüística. En la Antigüedad los persas comerciaban con betún, un líquido negro y viscoso al que se le atribuían propiedades saludables, y al que se conocía en su idioma como “mummia”. Cuando los mercaderes orientales contemplaron por vez primera la momias egipcias descubrieron con satisfacción que estaban recubiertas por betún, es decir, por “mummia”. Realmente las momias estaban revestidas con unas resinas especiales, bastante similares al betún, cuya función era mantener en buen estado la momificación.