Descubierto en mar abierto en el año 1990, el microbio más abundante del mundo es la bacteria SAR11 o Pelagibacter. Esta bacteria no pudo cultivarse en laboratorio hasta el año 2002. Y ahora sabemos que puede constituir el 35% de los procariotas que habitan en los mares, convirtiéndose así en el microbio (conocido) más abundante.
Probablemente, la SAR11 juegue un papel fundamental en el ciclo del carbono y el oxígeno de los mares, pues crece reduciendo la materia orgánica que le sale al paso y fijando dióxido de carbono. A su vez, la SAR11 es la base de la alimentación de las algas, las cuales son la base de la alimentación de organismos superiores.
Tiene sólo 1.354 genes, muy pocos en comparación con los seres humanos que tienen alrededor de 18.000 - 25.000 genes. Debida a la inmensa proliferación de estas bacterias, se llegó a creer que tal vez fueran inmunes a los virus. Sin embargo, más tarde se descubrieron cuatro cepas de virus para los que no están inmunizadas.
El descubridor del SAR11, por cierto, fue Craig Venter, que, como una suerte de nuevo Darwin embarcado en el Beagle, ha estado navegando por los mares del mundo a bordo de su yate de investigación llamado Sorcerer II en busca de algas y otros microorganismos.
Venter, además, obtuvo la secuencia completa del genoma humano de forma más rápida y barata que el Departamento de Energía de Estados Unidos y el Instituto Nacional de Salud en el año 2000. Y en 2010, anunció la creación de una forma de vida sintética que él mismo describió como «la primera especie autorreplicante que hemos tenido en el planeta y cuyo padre es un ordenador».