Se ha consensuado que el origen del término "farmacología" se encuentra en la voz griega phármakon, que significa "medicamento".
Con todo, debemos de tener en cuenta que en la antigua Grecia la palabra pharmakos hacía referencia a alguien que servía como chivo expiatorio (un esclavo, un criminal, un tullido, etc.) en los ritos de estado: los rituales públicos de purificación y las ceremonias destinadas a asegurar el bienestar y la buena fortuna de la comunidad.
Guerra
Al phármakos, como chivo expiatorio que era, se le azotaba, se lo expulsaba y en ocasiones se lo lapidaba hasta la muerte. Es decir, que la raíz etimológica del fármaco es chivo expiatorio. Con el tiempo, cuando Grecia abandonó la práctica de los sacrificios humanos hacia el siglo VI a. C., la palabra pharmakos se transformó en phármakon, significando entonces "medicamento", "veneno" o "panacea".
Además, existe otra relación íntima entre los fármacos y los chivos expiatorios, los sacrificios y la guerra, como explica Lukasz Kamienski en su libro Las drogas en la guerra:
Pero ¿qué ocurre con los guerreros y los soldados? Ambos se sacrifican por su comunidad y, a su vez, son sacrificados por la sociedad con el fin de obtener, ante todo, seguridad (esto es, en pro de la defensa y la supervivencia) y, a menudo, también prosperidad y felicidad (esto es, expansión, desarrollo y bienestar). Evidentemente, no son chivos expiatorios, pero están dispuestos a hacer sacrificios, incluso el más grande de todos: morir en defensa de su sociedad y sus valores. Son incontables los soldados que han dado su vida en combate, y la guerra debería ser vista como lo que es: el "rito colectivo" definitivo. Con todo, a lo largo de los siglos tanto guerreros individuales como ejércitos enteros han sido sometidos a mejoras farmacológicas de diversas y llamativas maneras. Y el phármakon se ha utilizado no solo para exacerbar la moral, sino también para incrementar su inclinación a sacrificarse por los demás.
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