Y para terminar con los diez experimentos científicos que cambiaron el mundo, no se nos podía olvidar estos cuatro últimos.
7. Los misterios de la Luz
A principios del siglo XIX, la luz seguía siendo algo desconocido que inspiraba cantidad de experimentos, como el de Thomas Young, el de la doble rendija, por el cual descubrió que la luz se comportaba como una onda, no como una partícula.
En 1878, Albert Abraham Michelson ideó un experimento para calcular la velocidad de la luz y demostrar que se trataba de una cantidad finita y medible. Esto fue lo que hizo:
En primer lugar, colocó dos espejos distantes en un dique cerca del campus, la alineación era de tal forma que la luz de un espejo reflejara hacia atrás y golpeara al segundo. Midió la distancia entre los dos espejos y vio que eran 605,4 metros de distancia.
A continuación, utilizó un motor para hacer girar uno de los espejos a 256 revoluciones por segundo mientras el otro permanecía estático.
Utilizando una lente, concentró un haz de luz sobre el espejo estacionario. Cuando la luz golpeó a éste, rebotó hacia el espejo rotatorio, donde Michelson había colocado una pantalla de observación. Al estar en movimiento el segundo espejo, el haz de luz al volver era desviado ligeramente.
Cuando Michelson midió la desviación, se encontró que era de 133 milímetros. Utilizando estos datos, Michelson calculó la velocidad de la luz y obtuvo una cifra de 299.949,53 kilómetros por segundo.
El valor aceptado de la velocidad de la luz hoy en día es 299.792,458 kilómetros por segundo, la medición de Michelson, como podéis comprobar, fue sorprendentemente precisa.
Y lo que es más importante aún, los científicos pudieron tener entonces una idea más precisa de la luz y una base sobre la cual construir las teorías de la mecánica cuántica y la relatividad.
8. Revelando la radiación
El año 1897 fue trascendental para Marie Curie. Fue el año en el nació su primer hijo con su marido Pierre y, unas semanas más tarde, fue a buscar un tema para la tesis doctoral. Finalmente decidió estudiar los rayos de uranio, descrita por primera vez por Henri Becquerel. Becquerel descubrió estos rayos accidentalmente cuando dejó sales de uranio en una habitación oscura y al regresar se encontró con que una placa fotográfica estaba ennegrecida.
Marie Curie decidió estudiar estos rayos misteriosos y determinar si otros elementos despedían emisiones similares. Comenzó a etiquetar estos elementos únicos como Radiactivos y descubrió rápidamente que la intensidad de la radiación emitida por diversos compuestos, como el Uranio y el Torio, no dependían del compuesto, sino de la cantidad de uranio y torio presente.
Finalmente, probaría que los rayos eran una propiedad de los átomos de un elemento radiactivo. Por sí solo, esto fue un descubrimiento revolucionario, pero no lo hace Curie.
Encontró que la pechblenda producía más radiactividad que el Uranio, llevándola a predecir que un elemento desconocido debía estar presente en este mineral natural. Fue entonces cuando Pierre se unió a ella en el laboratorio, hasta que finalmente aislaron el nuevo elemento, lo llamaron Polonio en honor a Polonia, patria de Marie.
Poco después, descubrieron otro elemento radiactivo al que llamaron Radio (del Latín radius, rayo). Curie ganó dos Premios Nobel por sus trabajos.
9. Días de perros
¿Sabías que Ivan Pavlov, el fisiólogo y químico ruso responsable de la salivación de los perros, no estaba interesado en la psicología o el comportamiento?
Los temas de investigación que más le interesaban eran la digestión y la circulación sanguínea. De hecho, estaba estudiando la digestión canina cuando descubrió lo que hoy conocemos como condicionamiento clásico. En concreto, estaba tratando de comprender la interacción entre la salivación y la acción del estómago.
Pavlov ya había señalado cómo el estómago no comenzaba a digerir sin que la salivación que ocurra primero. En otras palabras, los reflejos en el sistema nervioso autónomo están estrechamente vinculados con los dos procesos.
A continuación, Pavlov se preguntó si los estímulos externos podrían afectar la digestión de manera similar. Para probar esto, comenzó con una luz intermitente marcando un metrónomo, sonando un timbre al mismo tiempo que ofrecía alimento a los perros de la investigación.
En ausencia de estos estímulos externos, los perros salivaban sólo cuando veían y comían su alimento. Después de un tiempo, empezaron a salivar cuando se les estimulaba con las luces o sonidos, aun cuando la comida no estaba presente, pero también encontró que este tipo de reflejo condicionado desaparecía si el estímulo resultaba equivocado demasiadas veces.
Pavlov publicó sus resultados en 1903. Un año más tarde, ganó el Premio Nobel de Medicina, no por su trabajo con el condicionamiento sino:
En reconocimiento a su trabajo sobre la fisiología de la digestión, a través del cual ha sido transformado y ampliado los conocimientos sobre aspectos esenciales del tema
10. Figuras de autoridad
Los experimentos de obediencia de Stanley Milgrams, en los años 60, se califican como uno de los experimentos científicos más famosos y controvertidos. Milgram quiso saber hasta qué punto la gente común sería capaz de entregar dolorosas descargas a un compañero, bajo órdenes de una autoridad científica. Su experimento consistió en:
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Milgram reclutó voluntarios que eran lo que iban a dar las descargas eléctricas. Por otra parte, reclutó a varios actores que serían los sujetos que recibirían los choques. El último participante era la figura de autoridad, un científico que se mantendría en una habitación durante el estudio.
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La figura de autoridad comenzaba el experimento mostrando al voluntario cómo utilizar la máquina de choque simulado. La máquina, supuestamente, permitía a los voluntarios entregar hasta 450 voltios, un choque marcado como altamente peligroso.
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A continuación, el científico comunicaba a los voluntarios que los choques podrían mejorar la memoria de asociación de palabras. Instruyó a los otros voluntarios (actores) a que cometieran respuestas erróneas para así elevar la tensión de las descargas a medida que progresaba el experimento.
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Los actores gritaban cada vez que recibían una descarga eléctrica, a los 150 voltios pedían ser liberado. El científico alentaba a los voluntarios para continuar con los choques sin importar lo agitados que estuvieran.
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Algunos voluntarios se detenían a los 150 voltios, pero la mayoría seguían las órdenes hasta llegar a la descarga máxima de 450 voltios.
Mucha gente cuestionó la ética de los experimentos, pero los resultados fueron fascinantes. Milgram demostró que la media de las personas causaban dolor, aun sin merecerlo, por el simple hecho de que una autoridad ordena que lo hagan.
Estos son los diez experimentos científicos que cambiaron el mundo, en algunos casos la posición es bastante discutible pero no dejan, por ello, de ser menos importantes.
Vía | Discovery
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