A pesar de que mide menos de un centímetro, este insecto que vive en Malasia podría protagonizar alguna futura película de Godzilla (tras haber sido agigantado por la radiación o cualquier otra excusa de película de serie B). Al menos nos proporcionaría un espectáculo verdaderamente gore.
Porque el llamada Acanthaspis petax usa a sus víctimas de una forma insólita: como escudo o protección. Tras inyectar su saliva letal en el interior de la presa, absorben la carne pero dejan el esqueleto. A diferencia de Depredador, no usa el esqueleto como llavero, sino que la fina en el parte posterior de su cuerpo a modo de escudo.
En realidad este escudo no es exactamente un escudo, sino un arma disuasoria, o una forma de camuflarse. Como en aquel espisodio de The Walking Dead donde los protagonistas se impregnan de sangre y pedazos de zombi para hacerse pasar por zombis, y así evitar un ataque. Tal y como descubrieron Robert Jackson y Simon Pollard, de la Universidad de Canterbury, el Acanthaspis petax. Al llevar este cadáver encima, los depredadores no lo identifican como presa.
Como añadido, este “exoesqueleto” también protege al insecto de los ataques directos. O tienen la posibilidad, como las lagartijas con sus colas, de desprenderse rápidamente de la protección para alejarse.
Muchas especies de esta familia de insectos pican al ser humano y transmite el parásito Trypanosoma cruzi, que desencadena el conocido como Mal de Chagas, reconocida por la OMS como una de las 13 enfermedades tropicales más desatendidas del mundo.
Vía | Gizmodo
Foto | Orionmystery
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