Los ojos son universos en sí mismos llenos de detalles asombrosos. Los ojos merecerían libros enteros para empezar a comprender su funcionamiento. Los ojos, de hecho, son fértiles en curiosidades, como que en ellos habita Pikachu, el protagonista de los Pokemon.
Y es que una proteína de la retina cuya acción resulta fundamental para la vista (envía la información visual hasta el cerebro) fue descubierta y bautizada en 2008 por investigadores de la Universidad de Osaka, en Japón, como pikachurina, en honor a Pikachu.
La razón de este nombre se debe a que la proteína de marras se comporta de forma ágil y rápida, electrizante, lo que recuerda vagamente a Pikachu (y a eso unimos el hecho de que en Japón el manga y los videojuegos forma parte de la cultura mainstream). También uega un papel importante en la transmisión de la información visual de los ojos al cerebro y en la eficiencia de la visión cinética.
Sin olvidarnos de Pokemon, también existe el gen POKEMON, un oncogén cuyo nombre tiene doble sentido, ya que bajo el acrónimo de POK Erythroid Myeloid Ontogenic factor (factor eritroide mieloide ontogénico de la proteína POK) se leee también el nombre de los dibujos animados que veían las hijas de los científicos del hospital Memorial-Sloan Kettering de Nueva York.
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