Existen más de 600 especies de plantas carnívoras pero la venus atrapamoscas (Dionaea muscipula) es la más icónica. Esta planta atrapa insectos en sus fauces para compensar los pocos nutrientes que compensar los pocos nutrientes que adquieren de su suelo.
La planta, naturalmente, no tiene ojos para saber si lo que está tratando de comerse es un insecto o no: podría ser un pedazo de hoja, o cualquier otro deshecho. Entonces, ¿cómo se asegura de que la presa es algo nutritivamente interesante?
Contar los toques
Según explican en este estudio, cuando un insecto visita la trampa e inclina los mecanosensores de la superficie interior, se disparan los potenciales de acción (AP).
Después de que un objeto en movimiento estimule dos puntos distintos, la trampa se cierra y enjaula a la víctima. Las presas, tratando zafarse, tocan repetidamente los pelos sensores y, durante las horas siguientes, a través del sistema endocrino basado la trampa hermética se inunda con un cóctel de enzimas ácidas que descomponen a la presa.
Para saber que el objeto enjaulado es alimento potencial y que hay que invertir recursos activando las glándulas para descomponerlo, la planta tiene en cuenta cuántas veces se estimulan los pelos sensores.
Mediante la aplicación de una serie de estimulaciones del los pelos sensores, en el estudio citado halló que la vía de señalización de la hormona táctil ácido jasmónico (JA) se activa después del segundo estímulo, mientras que se requieren más de tres AP para desencadenar una expresión de genes que codifican hidrolasas que degradan a las presas, y que esta expresión es proporcional al número de estimulaciones mecánicas.
Es decir, que el cierre del mecanismo se activa cuando la presa toca pelos dos veces en un plazo no superior a unos 30 segundos. Entonces, la trampa se cierra en cuestión de milésimas de segundo.
Un animal en descomposición contiene una carga de sodio, y estos iones de sodio ingresan al órgano de captura a través de las glándulas. Hay un canal de sodio atrapamoscas DmHKT1 responsable de esta adquisición de sodio, y el número de transcripciones expresadas depende del número de estimulaciones mecanoeléctricas. Por lo tanto, la cantidad de AP que una víctima activa al intentar escapar de la trampa identifica a la presa en movimiento como un animal rico en Na+ que lucha por escapar, así como alimento muy nutritivo para la planta.
Más recientemente, otro estudio realizado por la Universidad de Zúrich, en Suiza, ha comprobado que un solo toque lento también provoca el cierre de la trampa. Concretamente, al tocar lentamente un pelo sensor una sola vez también pueden generarse las dos señales y así llevar al cierre de la trampa.
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