El mosquito es el animal más letal del mundo, siendo responsable de la muerte de más de 725.000 personas cada año frente a las 50.000 muertes provocadas por las serpientes o las apenas 10 personas que matan los tiburones.
En realidad, su poder reside en la capacidad de transmitir enfermedades: la malaria, transmitida por el mosquito Anopheles, mata cada año a 400.000 personas (principalmente niños) e incapacita por varios días a más de 200 millones.
Casi ubicuos
Existen más de 2.500 especies de mosquitos y estos animales se encuentran en todas la regiones del planeta a excepción de la Antártida.
Como señala Krijn Paaijmans, entomólogo del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), los mosquitos se adaptan fácilmente a todo y son difíciles de erradicar. Paaijmans también es parte de un gran equipo que trabaja en MALTEM, un proyecto financiado por la Obra Social “la Caixa” y la Fundación Bill & Melinda Gates, cuyo objetivo es detener la transmisión de la malaria en el distrito de Magude, en el sur de Mozambique, en el 2020.
El equipo de Paaijmans está desarrollando barreras electromagnéticas que repelen a los mosquitos, mientras que el equipo de Carlos Chaccour, también de ISGlobal, está centrado en la ivermectina, un fármaco antiparasitario que mata a los mosquitos que se alimentan de animales o individuos tratados. Por otro lado, los aparatos anti mosquitos por ultrasonido deberían ser retirados del mercado.
Pero los mosquitos también hacen buenas acciones, aunque sea inconscientemente. Huevos y larvas forman parte de la alimentación de algunos peces, polinizan ciertas flores y sirven como “transporte” para bacterias y virus. Sin mosquitos, la cadena trófica se tambalearía.
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