Como si fuéramos Daredevil, los seres humanos tienen la capacidad de usar la ecolocalización para sentir qué tienen alrededor aunque no registren con los ojos. Es una habilidad propia de los murciélagos que depende del oído, pero en los humanos se traduce en una experiencia sensorial más próxima a la visión.
El truco consiste en emitir una serie de chasquidos con la lengua y luego atender con el oído dónde y cómo rebota en lo que nos rodea. Y entonces dibujas en tu mente, como quien dibuja todos los detalles de un gran ciudad como Nueva York o más concretamente Hell´s Kitchen, el barrio que Wilson Fisk pretende gentrificar.
Tal y como explica Christian Jarret en su libro Grandes misterios del cerebro, en Estados Unidos ya existen equipos de ciclistas ciegos, como el Team Bat (Equipo Murciélago) que usan la ecolocalización para guiarse en sus escapas de ciclismo de montaña. Aquí pueden verse vídeos suyos.
Según un estudio de Lawrence Roseblum y Michael Gordon, la capacidad de la ecolocalización fue documenta por primera vez en ciegos en el siglo XIX:
Una primera explicación (errónea) fue que la habilidad dependía de la detección de cambios en la presión del aire sobre la piel. La confirmación de esta habilidad dependía de los sonidos se produjo al parecer en una serie de estudios realizados en la Universidad de Cornell durante la década de 1940 con personas ciegas y videntes ecolocadores. Cuando llevaban calcetines en los pies y tapones en los oídos, los participantes, ciegos o con los ojos vendados, ya no podían pararse a tiempo antes de chocar con una pared, demostrando de este modo que el oído desempeñaba un papel fundamental en su habilidad.
Diversas pruebas con personas que han entrenado su ecolocalización sugieren que no solo son capaces de detectar la posición y el tamaño de los objetos con una gran precisión, sino incluso su forma y el material del que está hechos.
Al parecer, para adquirir este habilidad es suficiente con practicar dos horas al día durante dos semanas. Con ese entrenamiento ya seríamos capaces de adivinar si tenemos un objeto delante o no.
El chasquido palatal es el más eficaz para la ecolocalización, tal y como sugiere un estudio del año 2009. Lástima que en la serie de Netflix Daredevil no use esa técnica: hubiera sido una serie mucho más verosímil de lo que ya es.
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