La Base Starkiller, de la Primera Orden, es la hermana mayor de la Estrella de la Muerte, del Imperio, y además tiene la capacidad de destruir casi ipso facto varios planetas. La cuestión es que el rayo, en realidad, debería viajar más lento, pudiendo tardar días o incluso semanas en destruir esos planetas, y la propia destrucción de los mundos sería mucho más lenta.
Con todo, la Estrella de la Muerte continuará siendo nuestro icono destructor favorito de Star Wars. Y más lo será cuando se estrene Rogue One: A Star Wars story, que cuenta la historia de cómo se roban los planos de la Estrella de la Muerte para su posterior destrucción. Unos planos cedidos, al parecer, por el científico que concibió la Estrella de la Muerte después de comprobar que iba a usarse para el mal.
La Estrella de la Muerte mide 120 km de diámetro y alberga una tripulación permanente de algo más de 300.000 personas, exceptuando los 26.000 stormtroopers, los más de 100.000 pilotos y el casi millón de pasajeros. Las hechuras son impresionantes, pero ¿son suficientes para tornar plausible que un rayo disparado por ella sea capaz de hacer añicos un planeta en cuestión de segundos?
En 2011, un equipo de científicos de la Universidad de Leicester, trató de calcularlo. Calculado en julios, para destruir la Tierra sería necesaria una energía de 225.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000 julios. Una cantidad de energía altísima si tenemos en cuenta que un rayo tiene solo entre 1.000 y 10.000.000.000.000 julios. Las cosas no serían tan espectaculares como en Star Wars, tal y como podéis ver en el vídeo, pero no importa, porque Star Wars persigue, esecialmente, espectacularidad.
Vía | Gizmodo
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