A pesar del miedo irracional que mucha gente pone de manifiesto al volar, viajar en coche es mucho más inseguro. Lo mismo sucede con muchas de nuestras actividades cotidianas: de hecho, un gran porcentaje de muertes y lesiones en una persona normal que vive en una gran ciudad ocurre en el baño de su propia casa.
Empleando esta misma lógica y la escasa habilidad para calcular riesgos de nuestro cerebro, el gobernador demócrata de Wahington, Dixy Lee Ray, que había presidido la Comisión de Energía Atomica de Estados Unidos en 1973-1974), defendió la energía nuclear en los siguientes términos.
Tal y como lo transcribe Ian Crofton en su libro Historia de la ciencia sin los trozos aburridos:
Una central de energía nuclear es infinitamente más segura que comer, porque cada año trescientas personas se asfixian y mueren mientras comen.
Un lustro más tarde, “el padre de la bomba de hidrógeno”, Edward Teller, testificaba en estos términos en un comité de investigación sobre la construcción de una planta de energía nuclear en Illinois, Dresden III:
¿Qué piensa usted que produce más radiación, apoyarse contra un reactor atómico o contra su esposa? No quisiera alarmarle, pero todos los seres humanos poseen en su sangre potasio radiactivo… y esto incluye a su esposa… No estoy abogando por una ley que obligue a las parejas a dormir en camas separadas, pero desde el punto de vista de la seguridad frente a la radiación, debo prevenirle contra la práctica de dormir cada noche con dos chicas, porque entonces usted recibiría más radiación que la que emite Dresden III.
Imagen | Pixabay
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