Supongo que muchos de vosotros ya sabéis que, durante siglos, se aliñó el pescado con limón para, esencialmente, enmascarar la posibilidad de que no estuviera del todo fresco, además de doatrlo de un sabor más interesante.
No obstante, hasta que se inventó el acero inoxidable en la década de 1920, el sabor del pescado regado con limón corría el riesgo de arruinarse por culpa del sabor acre que dejaba la hoja metálica del cuchillo. El ácido del limón reacciona con e lacero, y deja un desagradable regusto metálico.
Un fenómeno químico que, por cierto, explica la producción de cubiertos específicos para pescado durante el siglo XIX: dichos cubiertos eran de plata, y sólo se lo podían permitir las personas más pudientes. Y es que, a diferencia de los cubiertos de acero, los de plata no reaccionaban al limón.
La opción que empleaban los que no se podían permitir la plata era usar un tenedor y un trozo de pan. Por ello, cuando empezó a producirse en masa y a bajo coste, tras la Segunda Guerra Mundial, la cubertería de acero inoxidable democratizó el pescado, y mejoró también el sabor de muchas ensaladas.
El secreto del acero inoxidable
El acero inoxidable es una aleación de metal con un alto contenido en cromo, metal que en contacto con el aire crea una capa invisible de óxido de cromo, resistente a la corrosión. Pero naturalmente no se descubrió el acero inoxidable para comer pescado o ensañadas, sino que el objetivo fue militar y naval.
Fue a principios del siglo XX cuando se obtuvo un buen acero inoxidable, duro pero maleable, así como resistente a la corrosión. Por ejemplo, en 1908, Friedrich Krupp construyó un ya de 366 toneladas, el Germania, con un casco de acero de cromo.
Por su parte, el Gran Bretaña, Harry Brearley descubrió una aleación de acero inoxidable mientras intentaba dar con un metal resisten a la corrosión para los cañones de las armas de fuego.
Bee Wilson en su libro La importancia del tenedor añade:
Al principio, el nuevo metal era difícil de trabajar, con lo que solo podían elaborarse los cubiertos más sencillos. Fueron necesarias las innovaciones industriales de la Segunda Guerra Mundial para que los cuchillos de acero inoxidable se convirtiesen en un utensilio eficaz y económico que se adaptaba a las necesidades de la gente.
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