Según un nuevo informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), deberías pensártelo dos veces antes de tirarte alegremente a la piscina de un hotel en tus próximas vacaciones. De 2000 a 2014, funcionarios de salud pública de 46 estados informaron 493 brotes asociados con aguas recreativas tratadas, lo que terminó en más de 27.000 enfermedades y ocho muertes.
Esta advertencia, naturalmente, también es extrapolable a parques acuáticos, jacuzzis, etc. Las piscinas de los hoteles y los jacuzzis fueron el escenario de aproximadamente un tercio (32 por ciento) de los brotes, seguidos de los parques públicos (23 por ciento), clubes / instalaciones recreativas (14 por ciento) y parques acuáticos (11 por ciento).
Agua insalubre
La mayoría de las infecciones provienen de tres organismos que pueden sobrevivir al cloro y otros desinfectantes de uso común: Cryptosporidium, un parásito que puede causar problemas gastrointestinales, Pseudomonas, una bacteria que puede causar otitis entre otras enfermedades, y Legionella, una bacteria que causa una enfermedad similar a la neumonía.
Ante este panorama no que hay que evitar el agua o encerrarse en una burbuja en casa, sino que el CDC recomienda algunos pasos antes de sumergirse:
- No tragar agua de la piscina.
- No permitir la entrada de niños con diarrea en el agua.
- Usar tiras reactivas para medir los niveles de pH, bromo y cloro en el agua. Cuanto más limpia esté el agua, más segura será para nadar.
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