Una escena que a veces viene a mi cabeza cuando estornudo es la de El chip prodigioso (Innerspace), cuando el protagonista debe propiciarse el estornudo a fin de sacar de su cuerpo el nanocápsula pilotada por Tuck Pendelton justo antes de que muera de asfixia. En esa escena, se determina que la mejor forma de sacar la cápsula es a través del estornudo porque el estornudo humano va a 160 km por hora.
Ahora, un nuevo estudio muestra que las toses y los estornudos llevan asociadas nubes de gas que mantienen flotando a las gotitas potencialmente infecciosas expulsadas hasta distancias mucho mayores que las previamente estimadas.
Y es que, a pesar de que veamos las gotitas del estornudo o la tos como una nube próxima al que la produce, éstos llegan mucho más lejos.
Las gotitas más pequeñas que se desprenden de una tos o un estornudo pueden viajar entre 5 y 200 veces más lejos de hasta donde llegarían si tales gotas se movieran simplemente como conjuntos de partículas desconectadas entre sí, tal y como ha descubierto Eline Dehandschoewercker, de la Escuela Superior de Física y de Química Industriales de París y John W. M. Bush y Lydia Bourouiba, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Cambridge.
El hallazgo se ha realizado con filmaciones de alta velocidad de toses y estornudos, así como simulaciones de laboratorio.
Como podemos ver en una secuencia de la película Estallido, en la que un infectado tose en una sala de cine y las gotitas viajan por toda la sala, en la vida real ocurriría lo mismo, y además estas gotitas, suspendidas con la ayuda de pequeñas nubes de gas, harían de los sistemas de ventilación medios de transmisión de infecciones mucho más eficaces.
También las otas más grandes viajan más que las pequeñas: las gotitas de 100 micrómetros de diámetro viajan 5 veces más lejos que lo previamente estimado, mientras que las gotitas de 10 micrómetros de diámetro viajan 200 veces más lejos.
Vía | Noticias de la ciencia
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