Progresivamente se están descubriendo las implicaciones nocivas de consumir alcohol mientras se está embarazada. El alcohol puede ocasionar daños irreversibles en el cerebro del bebé cuando está en el vientre materno, en lo que se denomina síndrome de alcoholismo fetal.
No es un problema marginal: solo en Alemania nacen anualmente 4.000 niños cuyo cerebro ha sufrido graves daños a causa del alcohol ingerido por la madre durante la gestación.
Tal y como lo explica Jörg Blech en su libro El destino no está escrito en los genes:
A menudo, estos bebés parecer estar afectados por una extraña enfermedad de carácter hereditario. Sin embargo, aunque su dolencia es congénita, no está determinada genéticamente. No hay mutaciones en su ADN y su genotipo es completamente normal, lo que indica que podrían haber evolucionado de forma saludable, si no hubieran estado expuestos a sustancias tóxicas en el útero.
Este síndrome es también una de las principales causas de retraso mental y bajo peso en niños recién nacido. Y, con todo, según un estudio llevado a cabo por el Instituto Robert Koch de Berlín, alrededor del 14 % de las mujeres embarazadas bebe vino o cerveza cuando están embarazadas.
Incluso el consumo moderado de alcohol afecta al desarrollo cerebral del feto, según un nuevo estudio, dirigido por investigadores de las universidades de Bristol y Oxford, a través de los datos de de más de 4.000 madres y sus hijos en los años 1990, y publicado recientemente en la revista PlosOne.
La principal autora del estudio, la doctora Sarah Lewis, afirma:
Nuestros resultados sugieren que incluso en los niveles de consumo de alcohol considerados seguros, podemos detectar diferencias en los coeficientes de inteligencia de los niños, y depende de la habilidad del feto para metabolizar ese alcohol. Es una evidencia de que, incluso a niveles moderados, el alcohol afecta al desarrollo cerebral del feto.
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