Desde pequeño me han metido en la cabeza este miedo. Uno de esos miedos tipo “si miras muy de cerca la televisión te quedarás ciego”. Me refiero a que las plantas deberían sacarse de una habitación para dormir, sobre todo si hablamos de una habitación de hospital.
La razón de ello parece lógica: las plantas absorben dióxido de carbono y lo transforman en glucosa, liberando a su vez oxígeno. Pero al llegar la noche, hacen justo lo contrario: es decir, nos roban el oxígeno.
El primer proceso es la fotosíntesis, y necesita luz para llevarse a cabo. El segundo proceso es parecido al de otros seres vivos, es el metabolismo: usar los nutrientes para producir energía. Consume oxígeno de la atmósfera y produce dióxido de carbono.
Hoy en día, al mirar atrás, recordamos con una sonrisa a tanta gente que sacaba sus geranios del dormitorio, olvidando dentro a enormes perros, hermanos y hermanas o compañeros de cama, los cuales, evidentemente, consumían mucho más oxígeno y hacían mucho más ruido que el pobre geranio que no se había metido con nadie.
Vía | ¿Cómo le explico esto a un extraterrestre? de Javier Fernández Panadero
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