A pesar de las bondades del ejercicio físico, llegados a cierto umbral de esfuerzo, parece que el cuerpo se vuelve más tacaño a la hora de gastar energía y, finalmente, no se queman tantas calorías como cabría suponer. De hecho, apenas habría diferencias entre sesiones de ejercicio moderado y ejercicio intenso. En ese sentido, tiene un mayor impacto la dieta que mantengamos.
Es lo que sugiere un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Nueva York, y que ha sido publicado en la revista Current Biology.
Fijándonos en los hadza
Herman Pontzer, investigador en la Universidad de Nueva York, y autor principal del estudio, se inspiró en los hadza, una población de cazadores-recolectores del norte de Tanzania para llevar a cabo este estudio, tal y como él mismo explica:
Los hadza son increíblemente activos, caminan largas distancias cada día y hacen un trabajo físico muy duro en su vida cotidiana. A pesar de sus altos niveles de actividad, nos dimos cuenta de que su gasto de energía diaria es similar al de otras personas más sedentarias con estilos de vida urbanitas en EE UU y Europa. Eso me sorprendió y me hizo pensar en la relación entre la actividad y el gasto energético.
El estudio se fijó en la relación entre el gasto energético diario y el nivel de actividad física en más de 332 personas de cinco países (Ghana, Sudáfrica, República de las Seychelles, Jamaica y Estados Unidos) durante una semana. Las personas con actividad moderada gastaban unas 200 kilocalorías más al día que las sedentarias; pero los que superaban los niveles de actividad moderados no consumían más calorías por hacer ejercicio extra.
El cuerpo humano es dinámico y complejo, y tiende a adaptarse a los cambios. Hacer ejercicio es muy importante para la salud y puede ayudar a perder peso, pero nuestro estudio demuestra que cuidar lo que comemos puede tener un impacto mucho más positivo.
Los beneficios del deporte son innegables, pero el exceso del mismo no solo resulta menos eficaz para quemar calorías, sino que resulta contraproducente. En otro estudio, por ejemplo, se sugería que las personas que no realizaban actividad física regular o se declaraban sedentarias tenían el doble de probabilidades de sufrir un ataque al corazón o un ictus cerebral. Pero el dato más llamativo se obtuvo a continuación: las personas que hacían ejercicio a diario y de forma extenuante tenían más del doble de probabilidades de morir por las mismas razones.
Finalmente, el ejercicio moderado debe ser realizado en cualquier hora, relegando al olvido mitos como que se queman más calorías sin lo hacemos a primera hora de la mañana y en ayunas.
Vía | Sinc
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