En el pasado mes de marzo la agencia de noticias Reuters nos estaba confirmando que en Guinea se estaba produciendo un brote del virus del Ébola que ya había cobrado la vida de unas 70 personas, y su propagación ya había llegado hasta Liberia. Han pasado varios meses a partir de dicho brote, y aunque se pensaba la situación acabaría pronto, parece ser un problema que la Organización Mundial de la Salud ya ha determinado como grave.
En un comunicado de prensa emitido el día de ayer la Dra. Margaret Chan, directora general de la OMS, confirmó que este brote es el más grande de la historia de cuatro décadas, esto respecto al número de casos, muertes, y riesgo de propagación. Los últimos números oficiales indican que han sido 729 muertes de unos 1323 casos registrados.
La Dra. Chan además comenta en dicho comunicado que el brote se está moviendo a una velocidad mucho mayor a lo que ellos pueden hacer para controlarla, y que si el problema sigue teniendo más complicaciones implicaría consecuencias graves tanto por las vidas perdidas, trastornos socioeconómicos, y un enorme riesgo de propagación a otros países.
Los EE.UU. ya habían informado que dos de los estadounidenses que contrajeron el virus, el Dr. Kent Brantly y Nancy Writebol, no iban a ser traídos a su país natal, pero en una noticia sorpresiva se informó que al menos uno de ellos estaba siendo trasladado a un hospital de Atlanta, donde los médicos presumen de tener la capacidad de contener la enfermedad en un centro especial. No obstante, por ahora no se confirmó la repatriación de algunos de los otros médicos, enfermeras, y trabajadores de salud que también han sido infectados por el virus.
El virus del Ébola se identificó en el año 1976 durante una epidemia. Tiene una tasa de mortalidad de hasta un 90 por ciento. Su transmisión se da por medio de fluidos corporales. Y por ahora no hay ni una cura ni vacuna disponible. Su infección provoca principalmente fiebre hemorrágica viral del Ébola, que implica sufrir de fiebre, dolores (tanto musculares como de cabeza), vómitos, diarrea, y hemorragias (internas) que terminan en la muerte del paciente.
La Dra. Chan asegura que el brote se encuentra en una etapa en la que le tendrán que poner mucha atención, pues aún cuando todavía cuentan con capacidad de contenerlo, los países implicados tendrán que actuar rápido ya que la mutación del virus puede darles una sorpresa que podría llegar a ser incontrolable.
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