El headbanging es la sacudida violenta de la cabeza al ritmo de la música heavy metal, inventado por Led Zeppelin en su primera gira por EE UU en 1968. Hoy en día, en cualquier concierto de heavy metal no es extraño que muchos ejecuten estas sacudidas de la cabeza, arriba y abajo (aunque existen múltiples y variados estilos), como si estuvieran poseídos.
Sin embargo, una investigación publicada en The Lancet y liderada por Ariyas Pirayesh Islamian, de la Escuela de Medicina de Hannover, señala los riesgos de esta conducta: si bien generalmente se considera inofensivo, puede producir lesiones relacionadas con el headbanging que incluyen disección de la arteria carótida, latigazo cervical, enfisema mediastínico (cuando el aire se filtra de las vías respiratorias hacia el mediastino, situado en el centro del tórax), y fractura de un hueso del cuello.
Según el autor del estudio:
A pesar de que solo hay unos pocos casos documentados de este tipo de hematomas, la incidencia puede ser mayor debido a que los síntomas de este tipo de lesión cerebral suelen ser clínicamente silenciosos o apenas causan dolor de cabeza leve que desaparece espontáneamente.
El propio autor detalla el caso de un hombre que desarrolló un hematoma subdural (acumulación de productos de descomposición de la sangre entre la superficie del cerebro y su capa más exterior) después de practicar el headbanging en un concierto de Motörhead, en enero de 2013.
En 2008, un estudio de la universidad australiana de Nueva Gales del Sur ya advirtió sobre los riesgos de mover la cabeza de este modo. Así, se descubrió que existía un mayor riesgo de lesión en el cuello a partir de los 130 movimientos por minuto. A partir de este ritmo, las agitaciones de la cabeza pueden ocasionar dolor de cabeza y mareos, sobre todo si se hacen con una inclinación de más de 75 grados.
Vía | Sinc
Imagen | DarkLight Nocturnal Entertainment (Dominio público)
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