Viva la tortilla de patatas, viva Rubens… pero como el verano a la vuelta de la esquina, la Operación Bikini se impone y, con ella, el regreso al gym y el buscar en el supermercado los anaqueles de los productos Light: yogures, mantequillas, chocolates, bebidas… de todo.
Pero ¿realmente estamos ingiriendo menos calorías al optar por un alimento Light? ¿Qué significa exactamente Light? ¿Por qué saben casi igual que los que no son Light?
La sustancia edulcorante por antonomasia es el azúcar, extraído de la caña de azúcar o la remolacha. También hay edulcorantes obtenidos por procedimientos industriales. Por ejemplo, la sacarosa equivale un dulzor de 1. Pero el aspartato, desarrollado en 1965, alcanza un valor de casi 200. Es decir, con 200 veces menos de edulcorante obtenemos el mismo resultado.
Si hay menos edulcorante, también hay menos calorías. Sin embargo, consumir productos Light no parece estar correlacionado con engordar menos. Al parecer, el consumo de tales edulcorantes parece perturbar los mecanismos que controlan la ingesta de comida, tal y como explica Jean-François Bouvet en Hierro en las espinacas:
En resumen, si los edulcorantes pueden contribuir a que un régimen sea más soportable y, por tanto, más eficaz, su utilización también puede incrementar el apetito y el peso.
Al respecto hay diversos estudios. Cabe destacar uno realizado por Stellman y Garfinkel, del Centro de Investigación Epidemiológica de Nueva York, en el que se hizo un seguimiento del peso de 78.000 mujeres con edades comprendidas entre los 50 y los 69 años. Un 20 % de ellas consumía un edulcorante artificial. Un año después, este 20 % había ganado más peso que el 80 % restante, con independencia del peso inicial.
En las ratas también se observó este fenómeno, en el estudio de Tordoff: las ratas que bebían agua endulzada a base de sacarina consumían entre 10 y 15 veces más alimento que sus congéneres que bebían agua sin endulzar.
De hecho, los resultados no siempre son tan negativos para los edulcorantes sintéticos. Durante su estudio, Stellman y Garfinkel también observaron que, entre las mujeres obesas con la determinación de adelgazar, la tasa de éxito era mayor cuando utilizaban regularmente un sucedáneo de este tipo. Más aún, otro estudio a cargo de Béatrice Kanders, del Hospital de las Diaconesas de Boston, llega a idénticas conclusiones. Curiosamente, sin embargo, dicho trabajo ofrece resultados contrapuestos para el sexo masculino: los hombres consiguen mayor pérdida de peso sin recurrir a edulcorantes sintéticos.
Los productos solo pueden etiquetarse como light, o con otra declaración que pueda tener el mismo significado para el consumidor, si la reducción del contenido de uno o más nutrientes es, como mínimo, del 30% en comparación con un producto similar.
Foto | Lauri Andler | Jan Homann
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