A pesar de que pensemos que podemos hacer una estimación bastante fiable del alcohol que corre por nuestra sangre, lo cierto es que no es así: las personas ebrias no son capaces de saber cuán ebrias están, según un nuevo estudio.
A lo largo de varios meses, los investigadores exploraron diferentes vecindarios en Cardiff, en Reino Unido, entrevistando a los clientes de bares sobre el nivel percibido de intoxicación y, luego, administrando una prueba de alcoholemia en sangre.
Contexto
En el estudio, las personas no solo no pudieron estimar su nivel de embriaguez, sino que se sentían más borrachos cuando estaban en presencia de personas sobrias y menos borrachos en un grupo que estaba más intoxicado. Es decir, que el contexto ejerce una gran influencia en nuestra percepción de nuestra ebriedad.
En otras palabras: para estimar cuánto hemos empinado el codo o hemos dado de comer a los palomos no nos basamos tanto en nuestras torpezas tanto cognitivas como motoras, como darle la mano al mismo dos veces, sino en compararnos con los demás.
Ahora see discuten las implicaciones de estos resultados, por ejemplo, que aumentar el número de personas sobrias en entornos nocturnos, pues ello podría mejorar las evaluaciones subjetivas de la embriaguez.
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