A veces miro qué ha sido de la vida de mis ex compañeros de clase, y descubro anonadado que muchos de ellos han enjececido fatal. Como si tuvieran el doble de años que yo. A menudo he creído que esto se debe exclusivamente a la genética, pero un nuevo estudio presentado por por un equipo de científicos de la Escuela Universitaria de Medicina de Duke parece que también hay otros factores implicados.
Publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), este trabajo analizó la variación de 18 biomarcadores concretos en cerca de 1.000 participantes nacidos en la misma ciudad entre 1972 y 1973 y procedentes de un estudio longitudinal realizado en Nueva Zelanda, calculando la edad biológica real de los participantes en función de factores biológicos como el colesterol, la presión sanguínea, el índice de masa corporal, los sistemas metabólico e inmunitario, la inflamación o la longitud de los telómeros.
La mayoría envejecía un año biológico por cada año cronológico pero, otras personas aumentaban tres años biológicos cada vez que cumplían un año más. Esta característica se vio asociada a un peor estado físico, un cociente intelectual más bajo y un mayor riesgo de desarrollar algún tipo de demencia. Según Daniel Belsky, líder del estudio:
Esto es sólo el principio. El próximo paso será averiguar de qué forma esa información nos puede ayudar por ejemplo a identificar las causas del envejecimiento acelerado para poder hallar formas de ralentizarlo. También esta información nos podrá ayudar a evaluar las terapias que buscan aminorar la velocidad del proceso de hacernos mayores.
El proceso de envejecimiento no es todo genético. Los estudios de gemelos han encontrado que sólo alrededor del 20 % del envejecimiento se puede atribuir a los genes.
Vía | Infosalus
Imagen | kevin dooley
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