El punto Gräfenberg, también conocido como punto G, es el eje que coordina el ritmo del clítoris, la uretra, la pared vaginal y la red de nervios, músculos y glándulas de todo el conjunto vaginal. Supuestamente se encuentra detrás del pubis y alrededor de la uretra, y para muchas mujeres es una zona muy erógena
A pesar de todo, aún hoy se discute su existencia. Un estudio británica realizado en 2009, por ejemplo, concluyó que su existencia no está comprobada y es subjetiva. ¿Es, entonces, el punto G un simple mito?
Sea o no un mito, el 84 % de las mujeres afirma que tiene un área más o menos localizada en el interior de la vagina cuyo contacto les genera más placer. Los científicos, por su parte, no consiguen localizar una mayor concentración de terminaciones nerviosas, rasgo físico o pequeño órgano en la pared vaginal que pueda identificarse con el punto G.
Quien acuñó el nombre de punto G a principios de 1980, Beverly Whippe, por el contrario, afirma que sí existe. Aunque puede que no exista en todas las mujeres. Tal y como explica Pere Estupinyà en su libro S=EX2:
De hecho, fue en sus primeros estudios fisiológicos a finales de los setenta que Whipple y su colaborador John Perry observaron que muchas mujeres decían tener esta especie de zona más erógena en la parte fronta de la vagina. Buscando bibliografía médica sobre el tema descubrieron que en 1950 el médico alemán Ernst Grafenberg ya había sugerido la existencia de un área de 1 o 2 cm de grosor que, según sus textos, “inducía orgasmos por estimulación mecánica directa”. Whipple le puso el nombre de punto G en referencia al doctor Grafenberg, y en 1982 publicó el best seller El pungo G y otros descubrimientos sobre la sexualidad humana.
Pero estas ideas parecían contradecir lo que se sabía hasta entonces de la fisiología femenina. Y sigue ocurriendo en una fecha tan reciente como 2012, cuando Journal of Sexual Medicine publicó una revisión de 96 artículos de la bibliografía hasta la fecha sobre eyaculación femenina, orgasmo vaginal, punto G y fisiología de los genitales femeninos, concluyendo lo siguiente:
las encuestas demuestran que la mayoría de las mujeres sí creen que el punto G existe (…) pero medidas objetivas han fracasado en aportar evidencias fuertes y consistentes de la existencia de un lugar anatómico que pudiera estar relacionado con el punto G.
También en la revista Nature, sugiere que el causante de que la mujer experimente un mayor placer sexual es el aparato reproductor al completo. Tal vez el punto G existe pero no se ha sabido buscar en el lugar adecuado. Quizá tiene un poco de mito.
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